14 razones por las que nunca deberías hacer un viaje largo en kombi
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1. Imagínate viajar, estacionarte en cualquier sitio y decir que en ese lugar está tu hogar. ¿Qué clase de vida es esa? Tú no eres un caracol como para estar con la casa a cuestas.
2. ¿Qué las kombis andan a un promedio de 70 kilómetros por hora? ¿Quién en su sano juicio querrá tener el tiempo para disfrutar del paisaje y vivir el momento?
3. Se dejaron de construir hace un tiempo, lo que significa que son de colección, ícono de la época hippie, de la libertad y de la aventura. Mmm, ¿y si no estás a la altura de vivir en uno de estos pedazos de historia andante?
4. Además, tú no estás emocionalmente listo para agregar a un miembro más a tu familia. Hay algunos que las bautizan con un nombre, saben su edad y su nacionalidad, recuerdan las mejores anécdotas juntos, y sienten que no es un mero transporte sino que tiene su propia alma. Pero mejor vivir rodeado de objetos sin significado, ¿cierto?
5. ¿Encontrarte con sonrisas y saludos de gente en cada lugar que visitas? ¡Por favor! Uno no quiere viajar y repartir alegría, y mucho menos generar lazos de amistad con desconocidos.
6. ¿Ayudar a otros viajeros? ¿Llevar más gente, incluyendo sus bolsos o mochilas? Prefieres no comprobar que la felicidad es mayor cuando se comparte.
7. Corres el riesgo de acostumbrarte a que te ofrezcan comida, alojamiento o ayuda mecánica… ¿Y si después tú mismo ofreces esa solidaridad a cualquiera? ¿Quién necesita ser parte de una comunidad buena onda con presencia mundial?
8. Puede suceder que te quedes tirado porque se acabó la bencina, que se reviente un neumático, o que el camino esté cortado por lluvia… Y tú prefieres seguir con miedos encerrado en casa, que salir a la ruta y desarrollar tu creatividad y coraje para hacerle frente a posibles problemas.
9. No deseas poner a prueba tus capacidades para aprender sobre mecánica, cocina o vida al aire libre. Mejor que los expertos se dediquen a esas cosas: tú no estás para adquirir nuevas habilidades útiles.