12 razones por las que Caracas merece el apodo de "museo a cielo abierto"

by Adriana Herrera 2 Feb 2016

En Venezuela, decimos que Caracas es un museo a cielo abierto. Los colores que surgen de esquinas inesperadas le dan respiro y armonía a esta ciudad que siempre está agitada. Y quienes vivimos o paseamos por allí, debemos recordar mirarla bien y dejarnos inspirar.
Esta lista no es exclusiva; no encontrarán en ella, por ejemplo, las cientos de estatuas que se levantan en la ciudad porque nos extenderíamos demasiado. Quizá falten algunos murales… pero lo que sí encontrarán son esas obras de arte en espacios públicos que no escapan de nuestra mirada, aunque se esté de paso rápido por la ciudad. Esta es una lista muy, muy colorida.

1. ¡Carlos Cruz Diez por todos lados!

Es el maestro del cromocinetismo y sus obras ocupan varios rincones de la ciudad. En el Paseo Colón de Plaza Venezuela resalta la doble Fisicromía en homenaje a Andrés Bello (1982) que fue una petición de la compañía Metro de Caracas para cubrir elegantemente los ductos de ventilación de la estación. También está la Permutación de color aditivo (1983) en el Centro Cultural BOD, la Fisicromía doble faz en el Centro Plaza (1993) y la cromo estructura Inducción por cambio de frecuencia (1993) en la sede de Banesco de El Rosal. Sus obras han deleitado a Caracas desde la época de los años 50 y lamentablemente muchas han sufrido abandono y vandalismo como el Muro de color aditivo en el río Guaire (1975). Más obras de Cruz Diez se encuentran en edificios privados de la capital, también está su museo en la Avenida Bolívar y por su puesto, no hay que dejar de mencionar quizá su obra más vista: la cromo interferencia Ambientación de color aditivo (1978) que cubre 2608 metros cuadrados del Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, el mismo que sirve a la ciudad de Caracas. Cruz-Diez Foundation publica información e iniciativas recientes del artista.

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2. ¿Reconoces un Soto?

La Esfera Caracas (1996) hace voltear a cualquiera que pase por la autopista Francisco Fajardo. Fue recientemente remodelada y esperamos que así se mantenga. El Volumen virtual suspendido (1979) en el Centro Banaven es como un abrazo de bienvenida a todo el que pase por allí y el Cubo virtual azul y negro junto a la Progresión amarilla (1982) que se encuentran en la estación de metro de Chacaíto, son hermosas, pero sufren el paso del tiempo y la inconsciencia de los transeúntes.

Espero… Que te caigas mil veces y te levantes siempre una más. #Caracas #Venezuela #EsferaCaracas #soto

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3. ¡La genialidad de Alejandro Otero!

En la plaza que separa el Museo de Arte Contemporáneo del Hotel Alba Caracas, está Una flor en el desierto (1985), una escultura que debe su nombre a la semejanza que el artista encontró entre la ciudad de Los Ángeles y Caracas. De Otero también resalta el Abra Solar (1989) en el Paseo Colón de Plaza Venezuela y la estructura cromática Los cerritos, en el comienzo de la autopista Caracas-La Guaira. ¿Conocen el Museo que lleva su nombre?

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4. Los colores de Rafael Barrios

Por la ciudad se levantan un conjunto de volúmenes cúbicos o triangulares que parecen suspenderse en el aire. Son los Horizontes ascendentes (1988) o el Mediarum (1991) en el Edificio Multinvest de La Castellana –donde está El León- o Levitación (1985) en la Plaza Sucre. Esa es obra inequívoca del artista Rafael Barrios, que también cuenta con una serie de sus obras en espacios privados.

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5. El mural de Zapata

Conductores de Venezuela (1999) se llama ese mural colorido y de 1500 metros cuadrados que decora la parte norte de la Universidad Central de Venezuela. Su creador, el artista Pedro León Zapata utilizó 40 mil piezas de baldosas de gres y de sus trazos resaltan los rostros de Simón Rodríguez, Teresa de la Parra, Armando Reverón, Simón Bolívar y José María Vargas.

6. Uracoa

En la parte baja de la avenida Libertador se extiende por 3 kilómetros el mural Uracoa (2012), del artista Mateo Manaure. Ese es el nombre de la tierra que lo vio nacer en el año 1926 en el estado Monagas. Según los datos registrados, se utilizaron 20 millones de mosaicos.

7. Los módulos cromáticos

También en la avenida Libertador, sentido oeste, se dejan ver los Módulos cromáticos (2001) de Juvenal Ravelo. La contaminación de los más de 50 mil carros que circulan a diario por esta zona, hacen mella sobre sus colores.

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8. Chacao de colores

Ese mural entramado (2007) que está en el Distribuidor Altamira dando la bienvenida al municipio Chacao es obra de Víctor Hugo Irazabal y formó parte del proyecto “Del museo a la calle” de la Fundación Chacao.

Vía pinterest.com/pin/103723597643872883/.

9. La huella de Van Dalen

Mosaicos de 20 cm x 20 cm conforman el «Jardín lumínico» (2004) de Patricia Van Dalen que se deja ver en la autopista de Prados del Este. La misma técnica luce radiante en el mural de Pajaritos (2003), una obra que da entrada al barrio del mismo nombre en el sector de Los Palos Grandes.

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10. Las Gotas de lluvia

Siete gotas de acero de 6 metros de alto y 1,60 de ancho conforman la obra del artista Carlos Medina llamada «Fragmento de lluvia para Caracas» y que se deja ver en la autopista Francisco Fajardo a la altura del Centro Comercial Ciudad Tamanaco. Esta obra ha estado rodeada de polémica por la sugerencia de estar vinculada a sectores políticos. Sin embargo, no pasa desapercibida.

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11. Las fachadas de Tamiazzo

Varias fachadas de algunos edificios del municipio Chacao, Baruta y Libertador tienen los trazos del artista Ennio Tamiazzo. La más conocida sea quizá la del edificio Humboldt frente a la Plaza Altamira (1955). Son tan hermosas, que duele ver cómo el descuido les ha ido ganando a sus colores.

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12. U-u-ucv

En la Universidad Central de Venezuela se encuentran más de 80 obras de arte. No en vano fue nombrada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y no mencionarla en esta lista sería un error. Artistas como Oswaldo Vigas, Francisco Narváez, Armando Barrios, Mateo Manaure, Fernand Léger, Pascual Navarro, Jean Arp, Víctor Valera, Alexander Calder y varios más, han delineado los colores de cada uno de sus espacios. Caminar por ella es, ciertamente, como estar en un museo.