10 razones por las que viajar solo es mejor que viajar acompañado

by Daniela Elias 23 Sep 2015

1. Te conocerás a vos mismo.

Quizás, hasta el momento del viaje, nunca te habías dado el tiempo de estar completamente solo por un tiempo prolongado. En silencio, solo vos y tu mente. En viaje, estas oportunidades sobran. Cuando no hay nadie influenciándote con sus pensamientos, empezarás a entenderte mejor a vos mismo, y a saber qué era lo que realmente estabas buscando con el viaje.

2. Perderás el miedo a lo desconocido (Y a los desconocidos).

Puede que cuando les cuentes a tus familiares y amigos que te estás yendo de viaje en solitario, te empiecen a enumerar los peligros a los que te tendrás que enfrentar. Cuando analices a cada una de las personas que te está “aconsejando”, te darás cuenta que, a pesar de las buenas intenciones, ninguna de ellas viajó, por lo que hablan sin conocimiento de causa. Crecemos en un entorno en el que nos enseñan a desconfiar de un extraño, y a temer de lo que desconocemos. Viajando terminarás con todos estos prejuicios y te darás cuenta que el mundo no es tan peligroso como te hicieron creer y que la buena gente es mayoría.

3. Conocerás más gente.

Si viajás acompañado, es probable que pases la mayor parte del tiempo –si no todo– con esa persona. Al estar solo, estás más abierto a que la gente se acerque a hablarte, en especial otros viajeros en tu misma situación. La realidad es que quienes viajan solos terminan estando siempre acompañados, pero la diferencia es que no tendrás ninguna obligación de seguir viaje con tus nuevos amigos si no querés. Además, entre toda esa gente que conozcas puede que esté el amor de tu vida…

4. Recibirás más ayuda de extraños.

Al estar solo, es probable que locales y viajeros se acerquen a ver si necesitás algo. No lo tomes a mal, pero al verte con un mapa mirando para todos lados, muchas veces la gente va a sentir “lástima” y querrá ayudarte. De esos acercamientos pueden nacer experiencias geniales, como que te muestren rincones ocultos de la ciudad o incluso que un local te invite a pasar la noche en su casa.

5. Podés hacer lo que quieras y cuando quieras.

La libertad que te brinda un viaje en solitario es total. Nada de andar salteando destinos porque a tu compañero no le interesan, o de tener que despertarte a las 6 am para tomar un bus cuando la noche anterior habías salido de fiesta. En viaje, la toma de decisiones es constante, y no tener que consultarlas con otra persona es un alivio. Desde dónde dormir, cuánto gastar, con quién salir, y hasta dar explicaciones de por qué no querés visitar un museo.

6. Serás más atento y responsable.

Si sos de los que siempre pierden algo, se desorientan apenas salen a la calle y de los que se acuerdan tarde que se gastaron toda la plata que les quedaba, viajando solo aprenderás a la fuerza de tus propios errores, porque sabés que pueden significar tener que volver a casa antes de tiempo, y eso es lo que menos querés.

7. Aprenderás a ser más independiente.

Te despertás, pagás la noche del hostel que debías, vas corriendo a la estación de trenes para no quedarte sin pasaje, dejás tu pasaporte en el consulado de tu próximo destino para sacar la visa, cambiás plata en el camino, vas a la farmacia a comprarte remedios para la diarrea del viajero, y hasta te acordás de hacer una llamada por Skype a tu familia para avisarle que estás bien. No hay a quién delegarle todas estas responsabilidades viajeras cuando estás solo, y por momentos puede sobrepasarte, pero a la larga te hará una persona más independiente.

8. Practicarás más idiomas.

El ser humano tiene la necesidad de comunicarse. Cuando estás en un país donde nadie habla tu idioma, más todavía. Esta necesidad te llevará a aprender a hacerte entender como sea.

9. Se te irá la timidez.

Hay quienes creen que para viajar hay que tener una personalidad especial, pero la realidad es que no existe. Si sos introvertido y querés dejar de serlo, el viaje puede ser el mejor remedio. No te quedará otra opción que socializar.

10. Te acercarás más a tus seres queridos.

Sí, porque irse para acercarse es posible. La distancia afianza las relaciones verdaderas, y te permite ver tu entorno desde otra perspectiva. Viajar solo te permitirá valorar la compañía cuando la tengas.