1. Empecemos por lo obvio: ¡Mapas, mapas, mapas!
Para muchos viajeros, no hay nada más exquisito que marcar su ruta de manera análoga con lápiz sobre un mapa de papel. Hay un romanticismo, una sensación de placer al tomar el lápiz y dibujar la ruta exacta por la que anduviste durante el día, como un conquistador demarcando sus tierras ya conocidas. Gracias a la creatividad de algunos, estas marcas triunfales pueden replicarse también en mapas del mundo, marcando cada país visitado en un mapamundi para raspar. Un nuevo país, una nueva conquista… Y bueno, si, si, un GPS tampoco es mala idea.