Llega noviembre y todos nos preparamos para comer el ansiado pib.
Los domingos se abandonan los tacos por la insuperable torta de cochinita, bien acompañada de su refresco Cristal.
Te agasajan en tu cumple llevándote repostería de Tere Cazola. Y, en lugar de Las Mañanitas, te cantan “En un día feliz”.
Las tienditas de la esquina son tendejones.
Empiezas a ver con más frecuencia la cebolla morada.
Y las naranjas son chinas.
El viene viene es tu ángel y, sin él, no podrías hacer tu compra.
Se toma demasiada Coca Cola…
Llegar a tiempo a una reunión o cita equivale a llegar una hora tarde.
Al llegar a la casa de tu amigo, su mamá te ofrece agua de horchata o de tamarindo.
El refri siempre tiene hielos, una jarra de agua helada, ¡y chelas!
El pan se convierte en francés y dejas de llamarlo baguette.
Al salir del aeropuerto, el vapor te empaña los lentes.
Y sueles andar resfriado por estar entrando y saliendo de lugares con aire acondicionado.
Y siempre prefieres esperar un poquito más para tomar el camión con aire acondicionado.
El fin de semana te acerca al agua, ya sea en forma de cenote o de piscina.
El domingo no dejas la comida familiar por nada del mundo.
La fe te hace levantarte para llegar a misa de 10…¡Aún estando crudo!
Sientes el olor a mar apenas te acercas a Progreso. ¡Qué maravilloso es Yucatán! 