La fiesta comienza temprano.
Los mexicanos precopeamos antes de salir de fiesta. Precopear implica reunirse en alguna casa o en un bar pequeño para ponerse a tono antes de salir a enfrentar la noche. El precopeo tiene muchos beneficios: evitar el infierno de tráfico en el que la Ciudad de México se convierte todos los viernes en la tarde, procurar nuestro bolsillo (no conviene empezar de cero en un antro), y entablar relación con nuestros compañeros de reventón en un ambiente de decibeles moderados, donde la conversación es posible.
Aunque debo advertirles: faltarle el respeto a esta práctica implica la posibilidad de perderse el resto de la noche. Demasiado precopeo es una de las razones principales por las que la gente nunca llega a la fiesta, aunque tengan toda la intención de hacerlo.