Crédito: Juan Carlos Piña

Conoce la magia de San Pablito, en Puebla, hogar de los artesanos del papel amate

Puebla de Zaragoza
by Juan Carlos Piña 10 Sep 2018

En San Pablito (Puebla), los “buenos” visten de blanco, andan descalzos y portan frutas y demás bondades. Los “malos” son negros, calzan zapato de licenciado y cargan sobre sus hombros dos pesadas cabezas para ver sus maldades. Son dioses, decenas de ellos, que cobran vida en maravillosas creaciones a manos de artesanos locales, quienes transforman milagrosamente la corteza de un árbol en el legendario papel amate.

Hay mucho por hacer en San Pablito y su vecino Pahuatlán. Uno de los paseos por excelencia es al “Puente colgante” y a la “Poza del muerto”. Por calles empedradas repletas de apacibles casitas de adobe, pronto se llega a un escenario de pródiga vegetación y humedad. Los senderos nos conducen hasta el imponente puente colgante que cruza el río y luego conduce a las pozas y cascadas cristalinas de la región. De regreso al pueblo, una parada obligada son los balnearios que alimentan sus albercas con aguas prístinas de manantiales y filtraciones de agua.

Igual que hace cientos de años, las técnicas de producción del papel amate no han cambiado en nada. La recolecta de la corteza, cocción y blanqueado siguen intactas. La transformación es difícil de creer: tiras de corteza golpeadas con una piedra de molcajete, crean un ritmo sonoro que se escucha en todas las casas de los artesanos del pueblo, y dan lugar a pliegos de papel que reposan al sol sobre tablones de madera hasta alcanzar el secado óptimo.



Lo que ha cambiado con la llegada de la modernidad es el destino del producto, principalmente para papelería y ornato. Pero en San Pablito aún se mantienen los rituales y vínculos del papel con los dioses de la región: cacahuate, jícama, maíz o guayaba. Dioses buenos y malos persisten en la cosmogonía actual de sus habitantes.


Visitar San Pablito es como viajar al pasado para obtener una gran lección de vida: una comprobación tangible de la estrecha relación entre el hombre, la naturaleza y sus deidades.


¿Cómo llegar?
Desde Ciudad de México, por la ruta de la carretera federal 132 (México-Tuxpan-Tampico) hasta el entronque de San Pedro, de ahí tome la estatal 109 hasta Pahuatlán.
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