1.
Tenés apodo. Y tenés muchos. La cantidad de apodos es directamente proporcional a tu edad. Un cordobés promedio llega a los 50 años llamándose Juan, alias el “cara e pipa” “pan triste” “alfajor mal pegado” “canario manco”. ¿Lo conocés? Sí, el que camina como “ropero que se lo lleva la corriente”.
2.
Sos alegre y podés entablar una conversación con cualquiera, sobre cualquier tema, aunque “toqués de oído” o no “cacés una”. Entrás en confianza “al toque” y le sacás una sonrisa hasta al más amargo.