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14 señales de que creciste en el estado de Morelos

Morelos
by Félix Isaí Díaz Atenco 9 Dec 2015

1. Aceptas con resignación y orgullo que tu estado es pequeñito.

Sabes bien que Morelos nunca podrá medirse con los grandes en los rankings de: el estado más grande, el más poblado, quizá ni siquiera el que produce más de un cultivo. Sin embargo, has llegado a pensar que si fuera más grande quizá no sería tan bonito…

2. La Cecina de Yecapixtla fuera de Morelos… no es para morelenses.

Te has enojado hasta las lágrimas cuando sales del estado y ves que se vende cecina de Yecapixtla, terminando en una rabieta tremenda cuando la pruebas para darte cuenta que la cecina impostora no tiene el sabor, la textura, ni siquiera el grosor de la mejor cecina del mundo.

3. Cuando entras en una tienda no dices “Buenas tardes”, dices “Quiero”.

Por algún motivo, en Morelos no se saluda al entrar, sino que se dice: ¡Quiero!

4. Sabes que Zapata no murió en Chinameca.

Corre la leyenda de que el general Emiliano Zapata no murió el 10 de abril de 1919, sino que el occiso era un compadre del general que se parecía mucho a él. De allí sabes más de una versión de la leyenda que asegura que el cuerpo exhibido en Cuautla no era de Zapata, que si el dedo que le faltaba, que si el lunar en una zona muy íntima, que si la joven amante que no lo reconoció. Cualquier morelense de hueso colorado debería ser capaz de hacer dudar de la versión histórica oficial a cualquier mexicano incauto.

5. Leíste más de una vez El Zarco, de Ignacio Manuel Altamirano.

Seamos sinceros, a pesar de toda la belleza que tiene el estado, los escritores no lo seleccionan a menudo como escenario de sus obras (ellos se lo pierden). Es por eso que en la primaria nos hacen leer esta novela que se desarrolla en Yautepec. Sabes perfectamente que en este libro el héroe no es el Zarco sino Nicolás, el herrero de Atlihuayán. ¡Ah! cómo te cayó mal Manuela cuando despreció a Nicolás…Y aceptémoslo, te dio algo de culpa el sentirte feliz por ese final tan dramático de la novela.

6. Sabes bailar chinelo.

¡Ah! Y si te dan el banderín de la comparsa, más vale que hayas desayunado bien, porque deberás hacerlo ondear sin parar y con la máxima energía, ¡al ritmo de la banda!

7. Don Goyo es tu amigo y no le temes.

A menos que vivas muy cerca del Popocatépetl, todo eso de la actividad de Don Goyo y los semáforos de alerta te suenan a cuento chino…cosa que está mal, pero así somos y qué se le va a hacer. Pues aunque todos sabemos que el Popocatépetl está suficientemente cerca como para llegar a ser peligroso no hacemos mucho caso al semáforo de alerta hasta que cae la ceniza por lo menos en Cuautla. Esa sí es nuestra señal de que ahora la cosa se está poniendo seria.

8. Y hablando de Cuautla, te has preguntado si no sería mejor capital que Cuernavaca…

Es que Cuautla es una ciudad más céntrica y, además, cuando uno lee historia morelense, es la ciudad protagonista en la mayoría de los capítulos. Así que te dices: ¿Por qué no ponen la capital en Cuautla para que no viajemos “hasta Cuernavaca”? Luego te enteras de la distancia de Nuevo Laredo a Ciudad Victoria y se te pasa…

9. Son 33 municipios ¡y lo sabes!

En algún momento de la primaria, un profesor te puso a memorizar cada uno de los 33 municipios, a ubicarlos en un mapa y a aprender alguna curiosidad de cada uno. Las ventajas de vivir en un estado pequeño cuando se estudia la geografía local…

10. Sabes que Cuerna pa’ los cuates.

Debido a que los lugares tienen nombres complicados y de origen náhuatl, los morelenses hemos llegado a consensos sobre su nombre informal, así, todos sabemos a qué lugares nos referimos cuando decimos: Cuerna, Jona, Puente, Teques, Tepal, Tepoz, Toto, Xochi, Xoxo y Yaute.

11. Sientes que el norte de Guerrero, debería ser “Morelos 2”.

Por alguna razón, visitar Iguala, Taxco, Buenavista de Cuéllar y las Grutas de Cacahuamilpa, se siente como si no hubieses salido de Morelos. La comida, las costumbres y hasta la forma de hablar, te resultan muy familiares.

12. Tienes una relación amor-odio con el Distrito Federal.

Cuando llega la temporada vacacional, evitas ir a los balnearios porque “están llenos de orines de chilangos”, y tampoco vas al centro de tu ciudad porque “está lleno de chilangos”. Tomas muchas precauciones para viajar porque las carreteras “están llenas de chilangos posiblemente ebrios” y, sin embargo, terminas conviviendo muy gustosamente con los primos chilangos o la familia capitalina que ha comprado la casa junto a la tuya para pasar los fines de semana. Eso sí, cuando tienes que ir a la Capital te alegras de que no esté tan lejos como para ir y regresar el mismo día.

13. Tus lugares de excursión obligados en educación básica incluyeron…

El Palacio de Cortés, el Jardín Borda, Xochicalco, Tepoztlán, las momias de Tlayacapan, las grutas de Cacahuamilpa (aunque sea Guerrero) y, más de una vez, terminaste en El Rollo por el día del estudiante.

14. Te sientes muy orgulloso de ser parte de “los hijos de Morelos… ¡la parte más hermosa, de nuestra gran nación!”.

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