1. Entre tú y tus amigos, vale el voto matrimonial de “lo que es mío es tuyo y lo que es tuyo, es mío”.
Es por eso que tus amigos pueden pasarse por tu casa, recostarse un rato en tu sofá, ver qué hay en tu refrigerador y comer esa rica arepa andina que hace tu mamá en la mesa contigo y tus padres. Con un amigo también pueden pelearse, pero en pocos días te invitará a un miche y volverán de nuevo con la rutina, ¡debe ser por eso que nos decimos hermanos!