Con los años, desarrollaste un exquisito gusto por la caca de perro. Sí, ese dulce hecho a base de maíz tostado y panela que hoy tienes que describir para tus amigos extranjeros.
Cuando eras guagua, gustabas de comer hielo en forma de bolo o granizado y no parabas hasta que te dolía la cabeza.
Recuerdas ese sonido característico de las canicas chocando en tu bolsillo como el sonido de la victoria. Entre más sonaban, mayor era el número de niños a quienes habías dejado sin su preciado tesoro.
Un niño normal de los 80s/90s vivió la evolución del disco, cassette, cd, ipad. Pero si eras un niño de los 80s/90s en Quito, los cambios que realmente marcaron tu infancia fueron la dolarización, los 6 presidentes en 4 años, los levantamientos indígenas, la erupción del guagua Pichincha y la abominación del encebollado en lata.
Aprendiste que entre más arrastrada la “LL” y más aguda la voz de la vendedora, más deliciosa la “espumilllaaaa”.
Usaste zapatos Bunky ;)
Todavía tienes una aguda sensación de dolor al escuchar 21 patazo.
Aún te produce ganas de bailar el estribillo “Bimbo bimbiri bimbo bambiri bimbo bimbiri”.
Reconoces a los Coches de Madera como un deporte extremo.
Aprendiste el fino arte de la Sal Quiteña con “El Miche”.
No puedes parar de reír al escuchar la frase “Le mete las garras en la barriga”.
Te emocionaste al ver la ciudad cubierta de blanco como en las películas gringas. La diferencia es que en Quito no cae nieve… sino granizo.
Lloraste la muerte de Guayasamín y celebraste el triunfo de Jefferson Pérez en las Olimpíadas.
Pensabas en tu amor platónico escuchando ese cassette en el que grabaste éxitos como Ese silencio (Alex Ibarra), Un amor así (AU-D), Quiero ser tu Colón tu conquistador (Quinta Trece), Te voy a amar (Van Mozart), ¿Qué debo hacer? (Las Lolas), Dime si recuerdas (Tranzas), Si Supieras (Signos Diferentes), entre otras.
Aprendiste a amar a Quito gracias a los consejos y lecciones de Don Evaristo. 