1. El fantástico poder de irnos “un ratito por un par de birras”.
Y volver casi al día siguiente, luego de haber tomado cuatro o seis cervecitas y hasta algún traguito más fuerte…
2. El milagroso poder que transforma el café en yodo.
Si alguien pide un yodito en una soda, puede estar seguro de que recibirá su cafecito negro o, si lo prefiere, un yodito con leche.