El paisaje del Nevado de Toluca resulta bastante sorprendente para el que lo visita por primera vez. La caminata hacia el cráter ofrece vistas impresionantes del Valle de México, pero nada te prepara para el paisaje que se encuentra del otro lado de la ladera, donde dos lagunas de aguas cristalinas contrastan con las paredes empinadas que bordean el centro del volcán. Llegar hasta este punto requiere un poco de esfuerzo, especialmente si no estás acostumbrado a caminar a más de cuatro mil metros de altitud, pero te aseguro que valdrá la pena.

El Nevado es el cuarto pico más alto de México y se encuentra a menos de cincuenta kilómetros de la ciudad de Toluca y a unos ochenta kilómetros de la Ciudad de México, por lo que es un paseo que bien puedes realizar en un día desde cualquiera de estos dos puntos. Recuerda llegar temprano, ya que las condiciones climáticas en el cráter son muy variables y las tardes pueden ser extremadamente frías. Y por más tentadora que sea la gastronomía local, ¡espera a bajar del volcán para comerte esos tacos de chorizo verde!

Todas las fotos de este artículo son propiedad del autor y fueron tomadas durante una expedición fotográfica organizada por Van de Foto

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Después de unos kilómetros de terracería, los vehículos se quedan atrás y comienza una caminata de un par de kilómetros hasta el cráter del volcán. Tómate esta caminata con calma, recuerda que te encuentras a unos 4,600 metros sobre el nivel del mar.

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Al llegar al borde del cráter se puede ver la Laguna de la Luna del lado izquierdo…

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Y la Laguna del Sol a la derecha.

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Las lagunas tienen un color impresionante y es el lugar perfecto para captar lo extraño del paisaje alrededor.

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También puede ser el lugar perfecto para improvisar una selfie…

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O tomarle fotos a tus compañeros de viaje.

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El agua de las lagunas es potable, pero no te puedo asegurar que su sabor sea el más agradable. Úsala sólo en caso de emergencia.

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Las condiciones climáticas en el cráter pueden variar mucho, por lo que es recomendable subir temprano. Poco después de tomar esta foto comenzó a caer aguanieve y fue momento de emprender el regreso.

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La luz del atardecer iluminaba las laderas del volcán mientras regresábamos al estacionamiento, pero el recorrido aún no terminaba.

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La puesta del sol es especialmente espectacular a esta altura…

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Y la última luz de la tarde fue el pretexto perfecto para sacar nuevas fotos del volcán desde la ladera oriente.

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Ahora sí, hora de bajar del volcán y disfrutar de la cena en las cabañas que se encuentran en las faldas del Nevado.

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Aunque la noche estaba bastante nublada, hubo oportunidad de tomar algunas fotos nocturnas con el volcán como protagonista.