Tengo dos pasiones: bucear y tomar fotografías. Recientemente tuve la oportunidad de visitar la península de Yucatán, donde pude explorar el reino subacuático de los cenotes que abundan en el área. Los cenotes son sumideros de agua dulce, donde la piedra caliza ha cedido para revelar aguas cristalinas y ecosistemas únicos. Estoy acostumbrada a llevar mi cámara bajo el agua, pero lo que encontré dentro de los cenotes es un mundo totalmente diferente. Aquí hay diez imágenes de mi viaje bajo tierra.

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Cerca de la ciudad de Chemuyil se encuentra la Puerta de los Sueños, un cenote de aguas azules dentro de una cueva llena de murciélagos y geckos. El buceo es de nivel avanzado, por lo que los visitantes no son muchos y nuestro grupo de tres era el único que se encontraba en el lugar esa tarde. Después de salir de la zona más oscura de la caverna, exploré distintos salones llenos de estalactitas y estalagmitas, y me di vuelta para contemplar la plataforma por la que entramos enmarcada naturalmente por las estalactitas masivas que se extienden desde el techo.

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Fotografiar rayos de luz bajo el agua no es tarea fácil. Pelearse con los ajustes de la cámara en un ambiente con poca luz, sin tripie, cargando dos tanques de oxígeno y controlando tu flotabilidad para no dañar el ambiente en los estrechos pasajes de los cenotes me hizo apreciar de forma totalmente distinta este tipo de fotografía.

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El Cenote Aktun-Ha se encuentra cerca de la carretera que va a Tulum. Después de ser descubierto, sus aguas fueron muy utilizadas por la gente de la zona para distintas labores, como lavar sus autos. Cuando los cenotes se volvieron más populares entre los buzos y otros visitantes, se convirtió en una atracción con precio de admisión. Aktun-Ha sigue siendo uno de lo cenotes más accesibles, al que se puede llegar por transporte público o taxi. Nadar cuesta $50 pesos y bucear $200. Lirios, pequeños cocodrilos, tortugas de agua dulce, y aguas cristalinas hacen de este uno de mis lugares favoritos en la zona. En cada extremo, una pequeña caverna subacuática da paso a un sistema de cuevas. Las aperturas de estas cavernas me dieron algunas de las mejores oportunidades para obtener buenas imágenes. Esta foto la tomé mientras hacía buceo libre a través de la caverna.

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Aktun-Ha tiene aguas tan limpias que se pueden ver los peces desde la superficie, pero después de una tormenta, el ácido tánico del suelo deja una brumosa capa verde sobre la superficie; solo los buzos pueden ver las aguas cristalinas que hay debajo. Fuimos los primeros en llegar esa mañana, esperando que la lluvia de la noche anterior nos diera la oportunidad de experimentar este raro fenómeno. El color verde es totalmente natural y la luz del sol le da un brillo especial (no es una foto editada). Esta toma fue desde el interior de la caverna viendo hacia las ramas de los árboles de afuera.

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Al bucear dentro de los cenotes, uno avanza de caverna en caverna (como moviéndose entre distintos cuartos) donde diferentes sumideros han expuesto el paraíso subacuático que se encuentra debajo. En esta inmersión, mi compañero y yo salimos a conversar a la superficie de uno de estos “cuartos” y observamos que el cielo se veía por entre los árboles y ramas encima de nosotros. En estos lugares, se pueden ver enormes haces de luz que resultan incluso más brillantes bajo la superficie del agua.

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Muchos cenotes son bastante someros y tienden a expandirse hacia los lados en lugar de hacia abajo formando enormes sistemas de cavernas. El Cenote Angelita es un caso extraño con una profundidad considerable. Los que lo bucean descienden a través de una espesa capa de sulfuro de hidrógeno que se encuentra permanentemente a unos 30 metros. Esta sustancia tiene un olor característico a huevo podrido y es tan fuerte que se puede oler incluso bajo el agua. La luz del sol no llega por debajo de esta capa, pero al encender las linternas notamos que el agua sigue siendo extremadamente cristalina, lo que convierte a este sitio en una de las inmersiones más extrañas que he hecho. Prepárate para pagar $500 pesos extras para poder ingresar con una cámara.

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El Pit es otro sistema profundo en el que las cavernas no comienzan hasta que llegas al fondo, a unos 25 metros bajo la superficie. Los estrechos escalones para bajar al cenote hacen necesario el uso de cuerdas para bajar el equipo hasta el agua. Alrededor de los 12 metros de profundidad hay una haloclina, donde el agua dulce y salada se mezclan. La densidad del agua salada en el fondo altera la flotabilidad y dificulta la visibilidad por un momento. La luz que se filtra por los árboles en la superficie crean rayos de luz que le dan una apariencia aún más surreal a la experiencia.

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La mayoría de los que bucean en cenotes no lo hacen para observar la diversidad de peces, ya que esta no se compara con lo que se puede encontrar en el Caribe. Pero para nerds de los peces como yo, los colores brillantes y los patrones de comportamiento los vuelven una parte esencial de la experiencia. En las zonas más oscuras de las cavernas, los peces son blancos y ciegos, y dependen de sus otros sentidos para encontrar presas. Algunos peces cerca de la superficie se arremolinaban cerca de mi piel esperando encontrar algo de comer. Este pez gato se mantiene alrededor de los rayos de luz mientras espera que llegue alguna presa.

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Los colores de los cenotes son impresionantes. Rojos, verdes, amarillos, azules y naranjas llenan el espacio. Dentro de las áreas cavernosas donde sólo las linternas iluminan las paredes de piedra caliza se encuentran los colores brillantes de estalactitas y estalagmitas. Más cerca de la superficie, la tierra roja y las algas verdes se mezclan entre los lirios. La vegetación tropical de la jungla rodea a estos lugares y cada uno se vuelve un ecosistema único. Muchos cenotes fueron descubiertos por accidente, mientras otros fueron encontrados desde aviones que realizaban expediciones a través de la jungla. No sorprende que estos lugares fueran considerados sagrados para los mayas. Los cenotes se sienten como parte de otro mundo y son lugares sumamente especiales, como oasis en medio de la jungla de Yucatán.