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Cómo se convirtieron los mexicanos en los mejores directores de Hollywood

México
by Ioan Grillo 25 Feb 2015

Al compás de tambores de jazz y con tomas aéreas, Michael Keaton corre a través de una multitud en Nueva York usando unos calzoncillos apretados, en una escena bizarra e hilarante de la comedia negra “Birdman”.

La escena es un combo experimental arriesgado. Pero el director mexicano Alejandro González Iñárritu logró tan buenos resultados que su película ganó cuatro premios Oscar el domingo 22 de febrero, incluyendo las “grandes enchiladas” de mejor director y mejor película.

El éxito de “Birdman” significa que dos mexicanos han ganado el premio al mejor director consecutivamente. En 2014, Alfonso Cuarón lo ganó por “Gravity”, su innovadora película de ciencia-ficción que incluía a Sandra Bullock flotando alrededor de un depósito de chatarra de satélites en órbita. El film logró recaudar 716 millones de dólares en la taquilla.

“Birdman” también ganó por mejor guión original y por la fotografía. Este segundo premio fue a parar a las manos de otro mexicano: Emmanuel Lubezki, quien obtuvo así su segundo Oscar consecutivo, después de lograr el mismo premio por “Gravity” en 2014.

Y hay más elogios y premios para los cineastas mexicanos. Guillermo del Toro podría llenar toda una vitrina con los premios por los efectos especiales de “Pacific Rim”, su monstruoso film de ciencia ficción de 2013. Por su parte, Rodrigo Prieto también ha sido reconocido como mejor director de fotografía en películas como “Argo” (Oscar a la mejor película en el 2012), “El lobo de Wall Street”; “Babel” y “Secreto en la Montaña”.

¿Quiénes son estos artistas mexicanos y cómo han logrado llegar a la cúpula de una de las industrias más competitivas de los Estados Unidos?

Los directores González Iñárritu, Cuarón y del Toro se han hecho famosos como “The Three Amigos” (los tres amigos), apodo que también titula al libro donde se narra la historia de su éxito transnacional. Sin embargo, el grupo es más extenso e incluye a directores de fotografía como Luzbeki y Prieto, y a otros profesionales –como Eugenio Caballero, quien junto con Pilar Revuelta ganó el premio de la Academia al mejor diseño escenográfico por “El Laberinto del Fauno”-.

Todos ellos constituyen una generación de cineastas y amigos que estudiaron y trabajaron juntos. Provenientes –en su mayoría- de familias de clase media alta de la Ciudad de México y Guadalajara, comenzaron a hacer películas a finales de 1980, cuando la industria mexicana se encontraba en bajada.

“No había variedad en las películas ni tampoco oportunidades para demostrar el talento. La industria estaba dominada por las telenovelas y el cine barato”, explica el crítico de cine mexicano Arturo Aguilar. “Entonces (los Amigos) comenzaron a hacer películas interesantes sobre temas como el VIH, films experimentales de terror o dramas con formas narrativas diferentes”.

Con este “nuevo cine mexicano”, los Amigos se abrieron camino en Hollywood en la década de los 90s. “Fue una época de globalización de la cinematografía. Hubo una apertura de Hollywood hacia nuevos talentos extranjeros que no existía en los años ‘70s y ‘80s”, dice Aguilar.

El grupo de “Los Amigos” pronto se destacó por traer nuevas ideas a la gran pantalla. Y a medida que fueron obteniendo presupuestos más grandes, no dejaron de experimentar, sino todo lo contrario: se adentraron en proyectos cada vez más alocados.

Cuarón hizo el 80 por ciento de “Gravity” con gráficos por computadora y Bullock actuando dentro de una plataforma mecánica. Algunas personas le advirtieron que no funcionaría. “Birdman”, por su parte, está hecho de manera tal que parezca que se trata de una única toma, a partir de técnicas revolucionarias de filmación y edición.

“El denominador común es que todos ellos se arriesgan”, dice respecto a los Amigos el corresponsal mexicano para The Hollywood Reporter, John Hecht. “Ellos expanden los límites de la tecnología, de la fotografía cinematográfica y de la narración de historias”.

Su herencia cultural también añade un nuevo sabor al popurrí del cine estadounidense. Películas como “Birdman” y “El laberinto del fauno” incorporan una mezcla de magia y de dura realidad, reminiscencia del realismo mágico de la literatura latinoamericana. Otros films, como “Hijos del hombre” y “Babel”, tienen una visión más cínica de las dificultades y de la corrupción en el mundo que la que suele estar representada en el optimismo moral típico de Hollywood.

También hay toques de humor mexicano que sazonan las películas. Aguilar dice que el comienzo de “Harry Potter: El prisionero de Azkabán” hecho por Cuarón, en el que Harry juega con la varita debajo de las sábanas, es probablemente un guiño de doble sentido típico del humor mexicano.

Sin embargo, en otros aspectos, las películas de los Amigos que tienen resonancia internacional “simplemente expresan sus ideas como individuos”. En los últimos años, ninguno de ellos ha regresado a México a hacer una película, y no parece que eso vaya a suceder en el corto plazo.

“Se han convertido en un motivo de orgullo para México, pero en realidad no están haciendo cine mexicano; lo que están haciendo son películas de Hollywood”, argumenta Hecht. “Es lógico que gran parte de los artistas más talentosos del cine mexicano vayan a Hollywood. Y ahora que están trabajando con presupuestos que rondan los $100 millones de dólares, es difícil creer que vayan a renunciar a eso y regresar a México”.


Este artículo fue escrito por Ioan Grillo y publicado en GlobalPost. En Matador Network, puedes leer la versión en inglés aquí.