1. Que todo el mundo asuma que nos gusta la fabada y la sidra.
Hay una cierta presión sobre los asturianos y es que todos tienen que comer bien y en grandes cantidades, además de disfrutar de los principales platos de la región. ¡Nadie entiende por ejemplo que no te pueda gustar la sidra! Aquí una servidora puede asegurar que somos pocos, pero existimos.