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10 cosas que hacía en México que no puedo hacer en Bélgica

Belgium
by Dann Castillo 1 Nov 2016

1. Cruzar las calles.

Ok, quizás estoy exagerando. Claro que es físicamente posible cruzar las calles en Bélgica, sólo que aún no le he encontrado el truco. En Escocia sé que si uso el paso peatonal no voy a morir, en México, sé que seguro voy a morir, pero en Bélgica existen ambas posibilidades. Los carros a veces te ceden el paso y otras veces les importa un reverendo pepino. La incertidumbre sobre mi defunción es algo con lo que no puedo lidiar.

 

2. Ir al baño gratis.

Entiendo que, por lo general, para usar los baños de algún café o restaurante es necesario consumir algún producto. Pero en Bélgica cualquier lugar parcialmente público te cobra por realizar tus necesidades fisiológicas. Me refiero a centros comerciales, supermercados, estaciones de tren… El precio no pasa de los €0.30, pero ¡hey! Todo suena exorbitantemente caro en euros, no importa si sólo son centavos.

 

3. Comenzar a beber hasta después de las cinco de la tarde.

No, de verdad, nadie los juzgará si ordenan una copa de vino para el desayuno. ¡Y ni siquiera tiene que ir disfrazada de mimosa! Y no hay que olvidar una de sus famosísimas cervezas para acompañar el lunch del mediodía mientras se relajan en una de sus múltiples plazas. Aquí la cultura del alcohol es tan amplia, que está presente a lo largo de todo el día. Así que… ¡Salud!

 

4. No comer chocolate.

Puede sonar como estereotipo, pero lo cierto es que no hay manera de evitar el chocolate en Bélgica. Créanme, lo he intentado. Te dan chocolate cada que ordenas una bebida, en las almohadas de cualquier alojamiento… De verdad, esta gente lo pone hasta en las papas fritas. Y no, no estoy exagerando, ¡tienen papas cubiertas de chocolate!

 

5. Llegar tarde.

Creo que esto aplica para una gran parte de los países europeos, pero los belgas son muy estrictos con respecto a la puntualidad. Intenta llegar a la plataforma del tren utilizando el “tiempo mexicano” y verás lo mucho que te vas a arrepentir. Así sea para reuniones casuales, transporte público o, peor aún, reuniones de trabajo, llegar tarde es muy mal visto en el país.

 

6. Comprar ropa.

No me malentiendan, Bélgica, y en especial la ciudad de Gante, tienen una industria de la moda espectacular. Sus diseños y estilos son algo que no he visto en ningún otro país. Sin embargo, como utilizan muchos diseñadores locales y tienen poca producción masiva (lo cual hace de los diseños algo extra especial), ¡los precios se van por los cielos! Así que si son viajeros on a budget, como yo, conténtense con admirar las prendas desde los aparadores y suspirar.

 

7. Ir al supermercado sin llevar tu propia bolsa.

Igual, he visto esta característica en el Reino Unido y algunas ciudades de Estados Unidos, pero los belgas parecen ser particularmente afines al reciclaje y la preservación del medio ambiente. No encontrarás bolsas de plástico gratuitas en ninguna tienda de conveniencia, así que mejor lleva tu propia bolsa o prepárate para pagar una módica cantidad en euros por una de las bolsas ecológicas que venden en las cajas registradoras.

 

8. Cortarme el cabello.

Igual que con el punto de la ropa. En este punto estoy tratando de decidir qué es mejor, si tomar unas tijeras de cocina y un espejo o desembolsar el equivalente a $700 pesos mexicanos (en el mejor de los casos) por un corte de cabello.

 

9. Usar el automóvil.

Hay belgas que, por supuesto, utilizan el carro (si no, ¿quiénes son los que intentan matarme cada que cruzo las calles?). Pero la verdad es que con su increíble transporte público, sus cientos de ciclovías y sus ciudades idóneamente pequeñas para recorrer a pie, no hay mucha necesidad de un vehículo privado.

 

10. Hacer amigos con locales que no conoces.

Con esto no quiero decir que los belgas no sean personas amables. Son gente educada y por lo general responden respetuosamente en las interacciones, pero no es tan fácil acercarte a ellos como foráneo. La mayoría de ellos crece con el mismo círculo de amigos y no suelen mudarse muy lejos de casa para la universidad o el trabajo, por lo que ven a las mismas personas todo el tiempo. Así que no esperes que se acerquen a ti esporádicamente en un bar o un café para hacer conversación. Y si lo hacen, es probable que sean holandeses.