1. La temporada de lluvias
En Guadalajara llueve. Y cuando digo “llueve”, no me refiero a “chispear” como diríamos aquí en la capital jalisciense. Me refiero a diluvio bíblico apocalíptico con monstruos del lago Ness emergiendo de las calles. Los tapatíos tenemos un clima lluvioso el 90% del año, pero de alguna forma, ese 10% restante nos borra la memoria y hace que no sepamos cómo demonios comportarnos cuando el agua vuelve a caer del cielo. Nos volvemos inútiles al volante, los semáforos colapsan y las calles se inundan tanto que se necesitan pedir uber-lanchas para transportarte por la ciudad.