Mandarse un condoro.
El término «condoro» fue aceptado en 2001 por la Real Academia Española (RAE) como «torpeza grave y vergonzosa». El concepto tiene al carismático personaje “Condorito” como emblema, y hasta un verbo derivado: condorearse. En otras palabras, se trata de dejar una cagada. “Se condoreó” vale a decir que se equivocó, ya sea por error humano o bien porque “dio jugo”. Esto último está relacionado al exceso de alcohol que lo llevó a estar “arriba de la pelota”, u otros factores que lo predispusieron a actuar de manera… exagerada.
Algunas veces un “condoro” está relacionado con ser “pintamonos” o “florerito”. Es ese que busca ser el centro de atención a toda costa y en todo lugar, pudiendo llegar a “peinar la muñeca” (que corresponde a otro nivel de “volada”). ¿Consecuencias? Desde una simple anécdota hasta hechos lamentables o sólo vergonzosos.