1. Te duermes sin miedo a pasarte
Has desarrollado un instinto de navegación tan eficiente que puedes dormir a tus anchas y despertar en el momento justo para espabilarte, quitarte la lagaña y acercarte a la puerta con el tiempo medido para descender. Durante tu aprendizaje, tal vez alguien te tuvo que despertar en un par de ocasiones al llegar a la terminal o hasta acabaste dando vueltas por horas y horas en la misma línea, pero esto solo fue un pequeño precio a pagar por la habilidad de dormir a pierna suelta que hoy te acompaña.