El junkie de gimnasio.
Llevas dos minutos de conocerlo y ya está criticando el contenido de carbohidratos de tu dieta, tu vida sedentaria y ya te hizo tocar sus abdominales. Si sus pechos y escote son más pronunciados que los tuyos, pon a prueba su cardio… ¡Corre!
El bailarín inspirado.
No tiene la menor idea de cómo bailar, pero esos últimos tragos lo han convencido de que su destino es dominar la pista de baile… ¡esta misma noche! Algunas variantes incluyen: el fan de la Guaracha Sabrosona que baila salsa como si fuera El Jarabe Tapatío; el que necesita pista de baile y media para que le salgan sus vueltas y siempre le acaba metiendo un putazo a su pareja; el que aprovecha las calmadas para meter mano; y el que acaba perreando sin importar el ritmo que esté sonando.