Foto: CarlosDavid/Shutterstock

13 señales de que creciste en la Ciudad de México

Ciudad de México
by Rulo Luna Ramos 7 Jul 2014

Conoces más de cien palabras que empiezan con la letra che.

Tienes un léxico choncho, chido, chimengüenchón… lo que se dice chingón. La canción “Chilanga Banda”, de Café Tacuba, no representa un trabalenguas ni un problema lingüístico para ti y hasta la usas para enseñarles a los demás cómo se habla en México.

Utilizas el término “provincia”…

…para referirte a todo el resto de México.

Sabes que una bicicleta con una canasta y plástico azul significan ¡comida!

Y no cualquier comida, que los tacos de canasta son lo mejor para calmar el hambre a media tarde. El “señor de los tacos de canasta” es el único vendedor ambulante que no pregona lo que vende. Así de buenos son.

Pides tus quesadillas con queso.

La quesadilla chilanga per se no lleva queso. El resto de los mexicanos relaciona el queso y la quesadilla por razones etimológicas., pero en el DF si no la pides con queso, te quedas sin queso.

Eres a prueba de tráfico

Consideras que un trayecto de una hora en auto dentro de la ciudad es algo normal. Has visto innumerables puestas de sol desde el segundo piso del periférico y algo dentro de ti te dice que en el tiempo que has perdido tras el volante podrías haber aprendido un nuevo idioma… por año.

Has estado de fiesta en una trajinera

Mucha comida, mucho alcohol y una embarcación medio inestable que carece de baño, pero a la que le sobra ambiente.

Consideras que los sismos menores a seis grados no cuentan.

Muchas veces ni siquiera sientes los temblores pequeños y, cuando llegas a sentirlos, sigues en lo que estabas como si nada. Sin embargo, sabes exactamente qué hacer en caso de movimientos más fuertes.

Sabes lo que es un simulacro de contingencia ambiental.

Los niños en otros lugares practican simulacros contra sismos e incendios, pero tú te preparabas contra una amenaza mucho más real: ¡el ataque de las partículas suspendidas!

Te refieres a los agentes de tránsito como “tamarindos”.

Aquel uniforme tan poco agraciado los marcó para siempre.

Se te hace muy normal que un edificio “se esté hundiendo”.

Es que los mexicas construyeron su ciudad en medio de un lago y las consecuencias son monumentos chuecos, obras de rehabilitación perpetuas en edificios antiguos y socavones que se abren ante el paso del camión de la basura.

Conoces el lado salvaje de viajar en el transporte público.

Entre tus experiencias cuentas el haber viajado colgado de un microbús y el haberte quedado atorado en la puerta del Metro. O aquella vez en la que el chofer del camión arrancó cuando estabas a punto de bajar. Ser víctima del transporte público de la ciudad es solo cuestión de tiempo.

De todos los lugares que conoces para cenar…

Más de la mitad son taquerías, de esas que están abiertas hasta altas horas de la madrugada y que son la mejor opción para terminar una noche de fiesta o para agarrar el segundo aire.

Sabes como termina la frase “¡Lleve sus ricos y deliciosos…”

…tamales oaxaqueños!
 

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