Atribuimos el mérito a años de práctica con cazuelitas y jarritos.
No importa si son chelas, vodka o, por supuesto, tequila. Un tapatío siempre se referirá a todo el alcohol como “vinos”.
También conocido como privada o fraccionamiento. Al parecer a nosotros los tapatíos nos gusta vivir en comunidades cerradas y con guardias de seguridad en las entradas.
Para algunos quizás sea un sacrilegio, pero ¿qué les puedo decir? ¡En Guadalajara nos gusta ponerle limón a todo!
A veces es un lío saber exactamente en qué municipio estás. Puedes poner un pie a cada lado de la calle y estar en dos sitios a la vez… Es más fácil referirnos a toda el área simplemente como “Guadalajara”.
Porque no hay nada mejor para terminar la borrachera que una bomba calórica de dudosa calidad que te causará más arrepentimiento al día siguiente que los recuerdos borrosos después del sexto caballito de tequila.
Cuando maneja no cede el paso a otros carros ni pone la direccional. Tenemos muchas cualidades, nosotros los tapatíos, pero a nuestra educación vial le falta pulirse.
La verdad es que somos muy fáciles de ofender. No tenemos el mismo aguante que nuestros amigos norteños para que nos hablen fuerte.
No soy particularmente fan de este punto, pero parece que los tapatíos han hecho su misión en la vida el continuar usando “ocupar” como sinónimo de “necesitar” hasta que la RAE lo reconozca como válido.
Y no importa a cuál de los dos clubs pertenezca, siempre, SIEMPRE va a encontrar razones para burlarse del equipo contrario. Ah, y del América mejor no hablamos.
No creían que iba a terminar este artículo sin mencionar a los ojos tapatíos, ¿cierto? 