1. Atascos
Los atascos monumentales en los accesos en la ciudad son frecuentes. La gente coge el coche hasta para ir a comprar el pan, y las avenidas se vuelven impracticables. Además, como estamos poco acostumbrados a conducir con lluvia, suele haber más accidentes. De repente Valencia se convierte en Addis Abeba y los coches desengrasan sus cláxones para contribuir al caos generalizado.