1.
No llegues pronto a la mascletà y pilles un buen sitio, porque a partir del momento en el que la vives desde primera línea, las mascletàs desde la lejanía te parecerán anodinas.
2.
No pruebes los auténticos buñuelos de calabaza. Si aprendes a diferenciarlos de los de “aire” te desesperarás buscándolos compulsivamente por los centenares de churrerías que abarrotan la ciudad.