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20 señales de que creciste en Salamanca

by Cristina Rodríguez 7 Mar 2016

1.

Quedas debajo del reloj.

2.

El lunes de Aguas no puede pasar sin tomar hornazo (y si no vives allí, lo echas mucho de menos).

3.

Sabes que el “Cielo de Salamanca” no sólo está ahí arriba.

4.

En las noches de verano huyes de los tunos que tocan en la Plaza. Ya los oíste demasiado de pequeño.

5.

Merendabas raquetas de Gil y tomabas leche LEDESA.

6.

Sabes que ZOES no es un nombre de mujer en plural.

7.

Aunque de día haga mucho calor, en agosto nunca sales de casa por la noche sin tu rebeca.

8.

Cuando pasas por el Corrillo no puedes evitar acordarte de Adares y sus libros de poemas.

9.

Los sombreros, gorras y paraguas los comprabas en “Cura-Argüeso”.

10.

No podían faltar en verano los helados de “Los Italianos”.

11.

Ibas a La Alamedilla a cambiar cromos, tomabas leche merengada en La Polar y, ya de paso, dabas de comer a los patos.

12.

No te extrañaba cruzarte por la Plaza con Torrente Ballester cuando daba su paseo habitual.

13.

Conoces la historia del “Padre Lucas” y recuerdas su vara.

14.

Cuando vas con amigos de fuera o llevas a tu hijo, encuentras la “ranita” de la fachada universitaria en un pis-pas.

15.

No había febrero que te libraras de llevar la “gargantilla” de San Blas.

16.

Guardas el coche en la “cochera”, “atrochas” para llegar a un sitio y “candas” la puerta de casa. ¡Ah! y en las Ferias te montas en los coches “chocones”.

17.

No había domingo que pasara sin tomar churros de las 3G.

18.

Te quedabas embobado con Antonio el de “La Covachuela” y su manejo de las monedas.

19.

La chanfaina, la jeta, las patatas “meneás” o los huevos fritos con farinato formaban parte de tu ruta de tapas. Y lo sabes.

20.

Para ti un día normal de invierno es de 2 grados con cielo radiante y azul.