Recibiste cada primavera viendo a la serpiente emplumada bajar del castillo en Chichen-Itzá.
Tu año estaba marcado por las ferias: la de los Reyes Magos en Tizimín a principio de año, una escapadita a Valladolid en Febrero para la Feria de Candelaria, y –si te portabas bien todo el año (disque)- Xmatkuil en Noviembre con tus amigos.
Haz asistido a una vaquería y por lo menos una vez te ha tocado ser parte del elenco en el baile de las cintas.
Cantas “Muchacha bonita/ Zapatos de raso bordados de seda/ te voy a comprar…” con la misma intensidad en las vaquerías que en la regadera.
Te sabes por lo menos una bomba yucateca, y si no te la inventas empezando con “Del cielo cayó un pañuelo… ¡Bomba!”
Te da miedo que se meta en tu camino el waay chivo, aunque esté seguro el vecindario.
Pasaste la semana santa en la Riviera Maya, ya sea en Chemuyil o en Playa del Carmen. Quizás de perdida la pasaste en Progreso.
Si eres varón, le temes a la Xtabay, y lo piensas dos veces de quedarte cerca de la ceiba antes de echarte un chapuzón en el cenote.
Cantaste la Rama con tus amigos, de puerta en puerta, como forma lucrativa de financiarte la fiesta de navidad.
Sin importar qué estabas haciendo en una posada, cuando cantaban “Bendito” corrías a la sala para disfrutar del tosh. Sí tocaba en una casa rica, hasta había piñata.
Si eres varón, tienes al menos una guayabera.
Si eres mujer, tienes un terno para ocasiones especiales o como mínimo un huipil. Hasta tu Barbie tiene su huipil.
Sabes que no hay nada más relajante para la digestión que el sonido de la trova de fondo.
Comiste panuchos en el desayuno o tacos de cochinita para el almuerzo, y relleno o lomitos para la cena. O cualquiera otra combinación de comida Yucateca.
Haz pasado por la cervecería Montejo en Mérida y hasta te da orgullo cada vez que los anuncios de la televisión y la radio dicen que se está volviendo internacional.
Si eres nacido en Mérida, en el hospital O’Horan, de seguro Galletas Dondé fue el primer aroma que percibiste.
Y pasaste más meriendas de las que puedes contar comiendo Charritos de la Lupita, o los Globitos y Bizcochitos de Dondé.
Haz visitado a un huesero: te han recomendado el que vive Chicxulub, aunque en ocasiones vas a uno que está más cerca.
Haz corrido la antorcha (o conoces a alguien que lo ha hecho).
Siempre le recuerdas a tus amigos de otros estados que el Gran Armando Mazanero es Yucateco y te enorgulleces de que sus bellas canciones tengan ese calorcito de tu lindo Mayab.
¡Mare! es la expresión para todo, ya sea que esté bien o mal.
Tienes el acento yucateco, con las glotizaciones de la fonética, y usas algunas palabras mayas como buenos chan boxitos.