El cubano, ante una situación inexplicable mantenida en el tiempo, no te pregunta las causas directamente…
Te dice ¿Hasta cuándo son los quince de Yaquelín?
Un cubano, cuando una situación llegó al máximo no dice “Qué lío”…
Grita con todas sus fuerzas: ¡¡El cuarto de Tula cogió candelaaaa!!