¿Avilés? Es una ciudad industrial y fea.
No doy abasto para elegir qué ir a ver en el Centro Niemeyer…
¿Más fabada? ¡No puedo más!, voy a parar.
¡No para de llover!
¿Echar la peseta? ¿Echar el duro? ¿Eso qué es?
Pero ¿el asturiano no es un dialecto?
¿Ir al campo? Déjate; yo soy más urbanita.
¿Qué hoy te quedas en casa? Vale; no voy a insistir.
Suena «Sola en mitad de la Tierra, hija de mi misma madre”:
-¿Qué estás escuchando?
Ese es de pueblo; vamos, un paleto.
¿Pastel de cabracho? ¿Eso qué lleva?
¿Una playa de Llanes? Que va… yo prefiero una del Mediterráneo, con el agua caliente y mucha gente.
Tener cerca el mar está sobrevalorado.
Necesito un poco de tranquilidad. Esta ciudad me está agobiando.
Tengo la bandera de Asturias, pero me gusta dejarla en casa y no enseñarla demasiado.
¡Qué sucia está Oviedo!
Hoy no hay ambiente en Gijón.
Disculpa, ahora no puedo ayudarte.
¡No soporto más este calor!
Amo al hombre del tiempo.
Me cansé de la tierrina. No quiero saber nada más de Asturias. 