Los túneles fueron construidos en los siglos XVIII y XIX. No se sabe exactamente cuántos hay, pero se cree que cerca del nueve de cada diez edificios y construcciones del centro histórico de Guadalajara están conectados por estos pasadizos.
Si bien los túneles han tenido múltiples usos a lo largo de su historia, una de sus principales funciones era servir como vía de escape o como escondite durante revueltas o tiempos de guerra. Cuentan que Miguel Hidalgo hizo uso de esta vía de escape mientras estuvo en Guadalajara durante la guerra de independencia. También hay cronistas que afirman que Benito Juárez fue otro de los personajes históricos que comprobó la eficacia de los túneles para transportarse por la ciudad de manera incógnita.
Es cierto que los túneles fueron de gran utilidad durante la independencia, sin embargo, éstos también resultaron indispensables durante la guerra de los cristeros. Este conflicto estuvo marcado por persecuciones y asesinatos de católicos, por lo que los pasadizos sirvieron como refugio y salida de emergencia para clérigos y feligreses.
Los túneles también permitían que los católicos pudieran visitar los templos e iglesias sin ser vistos y, en ocasiones, incluso se celebraban misas secretas en su interior. Se cree que estas construcciones ayudaron a salvar la vida de múltiples creyentes durante el gobierno de Plutarco Elías Calles.
Si bien fueron construidos principalmente como refugios y medios de transporte, los túneles también tenían otros propósitos. Y no todos ellos tan nobles. Hay quienes cuentan que las familias adineradas de Guadalajara los utilizaban para esconder tesoros y objetos de valor. Otros afirman que ahí se confinaba a las mujeres de élite para evitar que fueran ultrajadas por los revolucionarios.
Dentro de los túneles, no sólo se han encontrado vestigios históricos, también se han descubierto cadáveres, muchos de ellos correspondientes a niños recién nacidos e incluso fetos. Hay muchas teorías al respecto, pero la más popular cuenta que las monjas o las hijas de las familias poderosas utilizaban estos pasadizos para esconder a sus hijos no nacidos y evitar la humillación pública. Los muros de las construcciones eran tan grandes que muchos tenían dos paredes. Los restos humanos generalmente se encontraban en el espacio entre estos dos muros. Escalofriante, ¿no?
Aunque muchos de los túneles de Guadalajara fueron bloqueados durante diversas obras viales en la ciudad, hay algunos que han resistido el paso del tiempo. Se cree que el Palacio de Gobierno esconde un pasadizo al cual tiene acceso el gobernador y que termina en el último nivel del estacionamiento del Teatro Degollado. También se dice que no mucho tiempo atrás se descubrió un nuevo túnel durante la construcción de la línea 2 del tren ligero. ¿Cuántos más quedan por descubrir? Es incierto, pero por el momento, estas misteriosas construcciones seguirán fascinando a los habitantes de Guadalajara. 