1. La capacidad de seguir la fiesta.
Dejando a España de lado, muchos sitios del otro lado del charco cierran tan temprano que uno casi puede escuchar la canción “Vamos todos a dormir” de la Pandilla Telmex de fondo mientras regresa acarreando la frustración de una noche incompleta. La mayoría de los europeos no pueden concebir que un mexa puede seguir la pachanga hasta que se acabe el torito, hasta que los camiones vuelvan a pasar a las seis de la mañana o hasta que vuelvan a abrir el Oxxo para ir por unas chelas para curar la cruda.