1. Aguas con las lluvias
Para muchos el verano es sinónimo de sol y playa, pero para los tapatíos, esta época del año no estaría completa sin uno de nuestros elementos más representativos: las lluvias. Si bien nos encanta el olor a tierra mojada, la época de precipitaciones nos trae otras sorpresas no tan agradables. Las coladeras botadas, los árboles caídos, los semáforos descompuestos y las calles inundadas no pueden faltar año con año durante los meses de junio, julio y agosto. Así que, ¡aguas! Si te agarra uno de nuestros clásicos tormentones, asegúrate de refugiarte en un sitio seguro. Evita manejar o, al menos, aléjate de las avenidas o calles que tienden a inundarse (te estoy hablando a ti, López Mateos).