Tiene sentido que si haces todo el largo viaje hasta Europa no quieras irte sin ver París, Venecia o Barcelona, pero enseguida te darás cuenta del problema: hay tantos turistas que a veces cuesta disfrutar de la ciudad en la que estás, por no hablar de otros temas como que todo está carísimo o el impacto que tanta popularidad está teniendo en la vida de la gente local o en la propia conservación de muchos de estos destinos.
Renunciar a estas visitas es difícil, pero siempre está bien tener en cuenta que Europa (¡el mundo!) está llena de rincones y ciudades fantásticos, a la altura o mejores que sus vecinos famosos, con el plus de no sentir que estás en una especie de parque temático para turistas. Estas son algunas de nuestras recomendaciones: