Photo: Zigres/Shutterstock

9 cosas que te pasan cuando llevas demasiado tiempo fuera de México

by Dann Castillo 17 Sep 2017

1. Todo pica.

El cuerpo ya no aguanta igual. Después de año y medio de estar privada de mi botella favorita de Valentina —etiqueta negra, por supuesto— comencé a perder resistencia contra el chile. Y aunque parezca, no es albur. Ahora cada que como algo con el más mínimo rastro de picante, me pego unas enchiladas de trompa que ponen en vergüenza mis orígenes mexicanos.

 

2. Olvida a tus padres, lo que más extrañas es la comida

Ni todo el fondue de Suiza puede provocar el mismo placer no sexual que viene con tan sólo pensar en un aguachile. Y no importa cuántas marcas de “tortillas” europeas pruebes, ninguna será lo suficientemente buena para crear la quesadilla perfecta (con puro queso) en esas noches de hueva. Por cierto, vendo mi alma por unas enchiladas con mole, por si a alguien le interesa.

 

3. Lo mismo va para el tequila

Si llevas más de un año sin probar tequila, no es una buena idea de repente beberte un shot. No me pregunten cómo lo sé. Sólo háganme caso.

 

4. No sabes cómo curarte la cruda

Lo malo de estar borracho en Europa es que nunca consideras el hecho de que estás a miles de kilómetros de la torta ahogada más cercana. Despertar y darte cuenta de que no hay un plato de chilaquiles picositos esperando por ti en la cocina junto a una michelada bien fría hace que la cruda sea diez veces peor.

 

5. Todo lo bailas como cumbia

Después de meses y meses sin escuchar una buena canción de Margarita la Diosa de la Cumbia, llega un punto en el que hasta a Ed Sheeran lo bailas con pasito guapachoso cada que lo ponen en el antro… ¿No? ¿Sólo soy yo? Ah, bueno.

 

6. Las groserías no saben igual

Ningún extranjero comprenderá la versatilidad de hay detrás de una buena mentada de madre. También está la frustración permanente por la ausencia de una traducción satisfactoria de “pinche”. Lo único bueno es que si te golpeas el dedo chiquito contra la pata de la cama, nadie entenderá el despliegue de tu florido léxico mexicano.

 

7. Automáticamente te vuelves el mejor amigo de cualquier mexicano

Si se hubieran conocido en México probablemente no se hubieran pelado, quizás hasta se caerían mal. También es probable que no se vuelvan a hablar una vez que regresen a su tierra natal, pero hay algo extremo en el hecho de vivir en el extranjero que une a personas del mismo país de origen. Ellos serán los únicos que entenderán tus albures de albañil, que compartirán sus Pelones Pelo Ricos importados y que cantarán a Selena y al Buki contigo en el karaoke.

 

8. Ya no sabes ni qué diablos estás hablando

Ya no es español y dejó de ser spanglish hace un buen rato. Es posible que hayas tomado unas cuantas frases de los extranjeros que te has encontrado por el camino, sin importar el idioma de origen. Y ni qué decir de tu acento. Pero no te preocupes, cuando pongas un pie de nuevo en México, todo volverá a la normalidad en un par de días.

 

9. Te vuelves un poquito más patriota

Sí, cuando estás en el país no paras de criticar la última estupidez de Peña Nieto o lo asqueroso del transporte público. Y aunque no es particularmente agradable leer en los periódicos extranjeros sobre los problemas que existen en México, después de un año en el extranjero comenzarás a defender un poco más tu tierra natal. Sí, sí podemos salir después de que oscurece; no, mi tío no vende drogas con el Chapo, y sí, tengo agua corriente y electricidad en mi casa, gracias. Romper estereotipos mexicanos se volverá uno de tus deportes favoritos. Y aunque no podemos negar que hay muchísimas cosas que van mal con México, también te darás cuenta de sus ventajas en comparación con otros países extranjeros.