Las bibliotecas son lugares mágicos, casi milagrosos. Estanterías y más estanterías llenas de libros o, lo que es lo mismo, llenas de conocimientos, de historias, de reflexiones. Las bibliotecas privadas nacen por eso que sentimos muchos lectores, que los libros nos protegen, que son nuestros amigos, que queremos más y que no queremos deshacernos de ellos tras haberlos leído. Cada uno acumula libros de acuerdo con su espacio y sus posibilidades. Si eres rico, quizá un día tu biblioteca aparezca en una lista como esta.
Las bibliotecas públicas son otra cosa, casi una rareza histórica: espacios que permanecen ajenos al capitalismo, que permiten a quien quiera hacerse socio y tomar prestados libros de forma gratuita, sin tener que dar nada a cambio. Los humanos llevamos muchos siglos, incluso desde antes de la invención de la imprenta, guardando con mimo y amor textos escritos. Estas son algunas de las bibliotecas más antigus del mundo, públicas y privadas.