La Semana Santa de Sevilla es uno de los acontecimientos más populares del sur de España y una festividad que atrae a miles de visitantes cada año, aunque muchos de ellos no sepan muy bien lo que están viendo. ¿Cómo entender la Semana Santa de Sevilla cuando se mira por primera vez? Con estas claves y puntos básicos puedes, al menos, intentarlo.
1. La fuerza de las tradiciones
Antes de llegar, uno debe saber y tener en cuenta que la Semana Santa es una tradición que durante siglos ha pasado de generación en generación y que en ella se entremezclan los sentimientos y las costumbres de familias enteras desde hace décadas. Se trata de una fiesta que se vive con el corazón y no con la cabeza.
2. Los nazarenos
Seguro que al llegar encontrarás por las calles a personas vestidas con una túnica hasta los pies y un antifaz rematado con forma picuda (el capirote). A pesar de que los orígenes del atuendo se remontan a la Santa Inquisición, y de que su imagen es similar a los que usan en el Ku Klux Klan, no temas, no tienen nada que ver. Los nazarenos de Semana Santa utilizan estas túnicas para proteger su anonimato y la forma cónica del capirote simboliza su acercamiento al cielo.
3. Los niños de la pelota de cera
Los nazarenos portan, además de la túnica, un cirio o vela larga que va derritiéndose por las calles… o sobre pelotas que comenzaron siendo de papel de aluminio y que los más pequeños han conseguido convertir en auténticos balones de cera de colores… ¡una tradición muy simpática!
4. Las procesiones
Se dice que las procesiones de Semana Santa actuales (llamadas ‘estaciones de penitencia’), beben de las que ya practicaban los romanos. Debes saber que las que vas a ver por las calles tienen una organización y una jerarquía muy definida: los nazarenos se organizan en tramos, siendo los más cercanos al paso los que más antigüedad suman en la Hermandad o Cofradía, nombres que reciben estas organizaciones de nazarenos o hermanos. Estas hermandades exponen sus imágenes durante todo el año en alguna de las muchas Iglesias de la ciudad, y desde allí es de donde salen en Semana Santa para dirigirse a la Catedral, por donde pasan todas.
5. Los pasos: fe y arte en movimiento
Un paso de Semana Santa en movimiento puede ser, para un foráneo, un auténtico espectáculo sensorial: un trono de arte barroco en plata u oro repleto de flores, meciéndose al son de la música mientras una capa de incienso cubre las calles de Sevilla, una ciudad que es en sí misma un museo al aire libre. Y por si todavía no te has quedado con la boca abierta, otro dato impresionante: los pasos de Semana Santa, que pueden llegar a pesar 2000 kilos, son cargados por los costaleros con la fuerza de sus cuerpos como única ayuda.
6. Los gritos de ‘guapa, guapa’
Las imágenes devocionales que caminan por las calles son muy queridas en la ciudad, tanto que muchos vecinos y vecinas no pueden evitar emocionarse a su paso. No te asustes si, durante una procesión, la gente comienza a gritarle guapa a la Virgen. Eso sí, muchas hermandades exigen tanto silencio que, al verlas pasar, únicamente escucharás las alpargatas de los costaleros caminando por el asfalto. Esos son los contrastes de la primavera sevillana.
7. Paso de Cristo y Paso de Palio
Pese a algunas excepciones, casi todas las Hermandades de Sevilla constan de dos pasos: uno de Cristo, donde aparece representado Jesucristo, y otro de Palio, con la Virgen guarecida bajo un hermoso techo que se denomina Palio. Siempre en este orden. Apréndetelo y así sabrás que, cuando veas la imagen de Jesús, todavía queda la mitad de la procesión por pasar por esa calle.
8. La Madrugá
La tradición ha hecho que la Semana Santa aglutine actualmente a unas 61 cofradías o hermandades con más de 100 pasos que han de organizar sus salidas durante la semana. Ésa es la razón por la que te verás rodeado por nazarenos y pasos cada día… y también una noche, la más especial del año para la ciudad: la Madrugá, una madrugada completa que recibe la visita de las imágenes más populares de Sevilla como Jesús del Gran Poder, la Macarena o la Esperanza de Triana.
9. La bulla
Se denomina bulla a la aglomeración de gente que se forma en las calles de la ciudad y alrededor de los propios pasos durante toda la semana. Aunque lo intentes, es imposible evitar una bulla. Y ya sabes lo que dicen: si no puedes vencerla, únete a ella. Respira, relájate, y deja que la bulla te vaya guiando hacia la siguiente calle o plaza.
10. La saeta
Dicen que Sevilla reza cantando… y así es como algunos cantaores y cantaoras, normalmente de flamenco, reciben a muchos de los pasos: entonando una saeta, una copla breve e intensa. Normalmente son personas anónimas entre el público las que se lanzan a cantarlas, haciendo incluso que el paso y toda la procesión se detengan durante unos minutos.
11. Las mujeres de mantilla
Otra hermosa tradición de la Semana Santa, sobre todo del Jueves y Viernes Santo: mujeres paseando por las calles ataviadas en señal de luto con un vestido negro y con la cabeza cubierta por este tradicional tocado, que se remata, además, con una típica peineta.
12. Las torrijas
Toda festividad, sobre todo en España, va unida a algún tipo especial de gastronomía. En este caso, con permiso de buñuelos y pestiños, la reina de la Semana Santa es la torrija. Pruébala en la Confitería de la Campana, en Robles Laredo o en el Horno de San Buenaventura, y recuerda: una Semana Santa sin torrijas no es Semana Santa.