1. Mezcla horchata con whisky.
No se nos ocurre mezclar nuestra bebida más icónica con alcohol de ningún tipo, así que un cóctel de este tipo resulta totalmente inesperado.
2. Pregúntanos si compramos “pan de pipas”.
¿Pan de pipas? ¿Grisines? ¿Palitos de pan? Sólo existe un nombre para esas delicias: ROSQUILLETAS. Apunta bien ROS-QUI-LLE-TAS, no entendemos ningún otro apelativo.