1. No te emborraches.
Desde siempre, los grandes depredadores del planeta han podido olfatear a las presas enfermas, lastimadas o débiles. Es su instinto natural. Los depredadores humanos nocturnos no son diferentes, y no hay animal más débil en la noche que un extranjero arruinado.
Este consejo parece obvio, pero parte del error más común.