Esa vez que fui el último domingo de las vacaciones de verano
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Foto: @rulo.luna
Por suerte, mi plan en aquella ocasión no era hacer una visita exhaustiva a la Ciudad de los Dioses. De haber sido así, mi frustración habría sido más grande que la Pirámide del Sol. Todo empezó a pintar mal cuando me encontré con una fila de autos sobre la carretera un par de cientos de metros antes de entrar a la zona arqueológica. Después de un rato, uno de los encargados del lugar se acercó a comunicarme que los estacionamientos se encontraban llenos y que iba a tardar una hora más o menos en ingresar. Sus palabras fueron una profecía bastante acertada.