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Miniguía definitiva para viajar barato por Europa

Europa
by Ana Bulnes 6 Feb 2019

Viajar por Europa barato es no solo posible, sino más fácil de lo que puedas imaginar. Por supuesto, es necesaria cierta planificación y hacer algún que otro sacrificio, pero a cambio podrás alargar tu viaje e ir a más lugares de los que pensaste que podrías visitar con tu presupuesto inicial. A veces implica comer un sándwich bajo la lluvia sentada en un banco delante del palacio de Buckingham (historia real), pero otras conocer gente local que te deja dormir en su casa y que se convierten en amigos para siempre (historia real también).

Como en todo, lo ideal es encontrar el equilibrio. Si estar pendiente durante todo el viaje de cada euro que gastas lo único que consigue es disparar tu ansiedad, ajusta tus planes para no ir tan justo (viaja por zonas más baratas o aumenta tu presupuesto, lo que veas más factible). Yo estuve una semana en Noruega y cada vez que hacía el cambio de divisa para calcular los precios me llevaba un susto y me angustiaba; al final, pensé que en una semana no me iba a arruinar y dejé de calcularlo todo. Gasté más, sí, pero tampoco muchísimo más y lo que sí gané fue mucha tranquilidad de espíritu.

Cuándo viajar a Europa

Aquí debes tener en cuenta dos variables: cuánto cuestan los vuelos hasta allí y cómo estarán los precios cuando llegues. Lo bueno es que la respuesta suele ser la misma: si puedes, evita ir entre junio y agosto, temporada alta tanto para volar como para luego estar por Europa. Lo ideal es optar por el otoño, el invierno o la primavera, evitando otras fechas punta que son temporada alta en muchos lugares, como la época navideña o la Semana Santa.

A la hora de buscar los vuelos, es siempre mejor intentar tener cierta flexibilidad. Como explican en Skyscanner, una decisión bastante acertada es optar por aeropuertos y ciudades que no siempre serían tu primera opción. Por ejemplo, desde México, el Aeropuerto Internacional de Cancún tiene vuelos a Europa bastante interesantes.

Ten en cuenta también el tiempo que hará en la zona a la que vayas a la hora de hacer la maleta, porque de poco sirve ir en temporada baja y luego gastarte todo lo que habías ahorrado en ropa porque fuiste demasiado ligero o en facturar maletas demasiado llenas que no estaban incluidas en tus vuelos low cost ya por el continente.

Cómo moverse por Europa

¡Ya en el continente! ¿Cuál es ahora la forma más económica de moverse entre países o por un mismo país? Tienes varias opciones.

Vuelos low cost

Una de las formas más rápidas y, si lo haces bien, baratas de moverse por Europa es ir en avión. Hay muchas aerolíneas low cost que cruzan el continente y te permiten viajar a veces por poco más de 10 euros. Esto, no obstante, es solo si eres totalmente flexible y básicamente eliges destino según el precio de un vuelo. Si no, dependerá un poco de la suerte que tengas.

Lo mejor es usar un buscador de vuelos tipo Skyscanner, eDreams o Atrápalo. Antes de comprarlo, yo suelo comprobar en la propia web de la compañía aérea si el precio es el mismo que a través del buscador (a veces es un poco más, a veces un poco menos). Si es el mismo, mejor cómpralo desde la aerolínea.

Es importante también tener presente que los vuelos low cost tienen sus inconvenientes: nunca incluyen maleta en bodega, cuya facturación deberás pagar aparte (ahora Ryanair hasta te cobra por la maleta de cabina de siempre); además, sus aeropuertos muchas veces están en ciudades (o pueblos) que no son tu destino final, por lo que debes pagar también ese desplazamiento extra y contar con ese tiempo.

Autobús

Los inconvenientes del autobús son bien conocidos por todos (más lento), pero si no te importa pasar varias horas metido en uno, lo cierto es que es casi siempre la opción más económica. Además, hay algunas compañías con precios muy bajos y una flota de autobuses de lujo: asientos cómodos y amplios, bebidas gratuitas a bordo, etc. Si eres de sueño fácil, es muy práctico aprovechar y viajar de noche: te ahorras el alojamiento y no pierdes tiempo viajando de día. Y casi no hay límites de equipaje.

Las principales compañías de autobús con rutas internacionales son Eurolines y Flixbus, pero hay más (mi preferida es Student Agency, compañía checa con buses de lujo y tarifas baratísimas, para rutas a y desde Praga o Bratislava). Como los precios dependen un poco del momento y el lugar, siempre que puedas busca qué opciones de bus tienes en un buscador como goeuro.es.

Si al final vas en autobús, ten en cuenta también que en casi todas las fronteras —incluso dentro del espacio Schengen— tendrás que enseñar el pasaporte.

Tren

El tren casi nunca es la opción más barata, pero si compras los billetes con antelación te puedes llevar sorpresas. Lo más económico si te vas a mover mucho en tren es un billete Eurorail, una especie de tarifa plana de viajes.

Para más información sobre viajar en tren por Europa, consulta nuestra guía.

Coche

El coche es buena idea si tienes pensado ir por rutas poco turísticas y quieres tener más flexibilidad. Tienes la opción de alquilarlo, lo cual te dará control total sobre tu viaje (pero deberás pagar alquiler y combustible), o compartirlo, lo más económico.

Para esto último hay varias plataformas, aunque sin duda la más popular en el continente es Blablacar, una startup francesa. Solo tienes que abrirte una cuenta, decir de dónde a dónde quieres ir y ver si hay viajes disponibles. El conductor pone el precio del viaje, que no debería ser mucho más que los gastos compartidos por el combustible.

El alojamiento: dónde dormir barato en Europa

En algún lugar tendrás que dormir y esto suele suponer un gasto que puede ser más o menos importante. Estas son las distintas opciones, de más barata a más cara:

Couchsurfing

Es importante empezar aclarando que Couchsurfing es mucho más que una plataforma que te ofrece lugares en los que dormir gratis. No deberías usarlo solo como eso, tomando tus alojamientos casi como hoteles. La idea es ir un poco más allá y compartir algo de tiempo o una pequeña conversación con tu anfitrión. Este no siempre podrá o estará interesado, pero recuerda que está dejando dormir en su casa a un desconocido, así que sé un buen invitado: sé limpio, no molestes, lleva algún regalo o propón cocinar un día algo típico.

Dicho esto, Couchsurfing es algo genial precisamente por la combinación de ambas cosas: es lo más económico y te permite un contacto muy real con la cultura local. Lo ideal es solicitar alojamiento a alguien con quien veas que tienes algo en común y contarle por qué te quieres quedar ahí y no en otro lugar. No hay nada peor que recibir una solicitud que claramente ha sido copiada y pegada mil veces y de alguien que es lo opuesto a ti.

Hostels

Europa está llenísima de hostels o albergues, lugares en los que puedes dormir muy barato. Como en todo, hay niveles y hay precios. Hay desde habitaciones con veinte literas hasta la opción de de dormir en una habitación individual y, como es evidente, los precios varían muchísimo entre países.

Lo más sencillo es usar una plataforma como Booking o Hostelworld para buscar hostel en el lugar que te interesa y reservarlo ya directamente. Te permite comparar precios y opiniones.

Airbnb

Si viajas en grupo, es posible que te salga más económico compartir un apartamento que estar en un hostel (o quizá salga algo más caro, pero compense por comodidad). Recuerda, eso sí, que hay muchos lugares en los que Airbnb está haciendo un daño real, vaciando el centro de las ciudades y haciendo que los alquileres se disparen. Una forma de usar Airbnb de manera más responsable es evitar los apartamentos enteros y optar por quien ofrece una habitación en su casa.

Hoteles

Suelen ser lo más caro, pero también hay hotelitos de una estrella o pensiones que por un precio muy económico ofrecen una habitación sencilla y desayuno. No siempre están disponibles en internet: muchas veces, tu mejor opción en algunos lugares es estar atento en la calle a carteles de habitaciones o preguntar en un bar o restaurante si saben de alguien. Tan acostumbrados como estamos a leer mil opiniones por internet, esto será toda una aventura.

Tu estómago: cómo comer barato en Europa

Ya tienes cama y techo, ahora falta cubrir otra necesidad básica: ¡comer! ¿Cómo combinar probar la gastronomía local sin dejarte todo tu presupuesto en restaurantes?

Lo más económico es, como siempre, comprar tu comida en un supermercado. Si estás en un hostel con acceso a cocina común o un Airbnb, puedes simplemente hacer como harías en casa: comprar tus ingredientes y cocinar. No siempre querrás volver a mediodía, claro, algo que puedes solucionar llevándote unos sándwiches en la mochila.

Si lo de estar todo el rato preparándote tu propia comida no te va, puedes también comer barato en restaurantes (siempre en relación al país en el que estés, barato no significa lo mismo en Budapest que en Copenhague). En casi todo el continente son comunes los menús del día —especialmente fuera de zonas turísticas—, que son además una forma bastante interesante de probar la comida local de verdad y no sus derivados turísticos o gourmet. Además, tras la crisis en muchos sitios puedes ahora pedir solo medio menú (comer un plato en vez de dos). En el precio se incluye la bebida y, normalmente, postre o café (¡a veces ambos!).

Después, por supuesto, tienes las opciones típicas fruto de la globalización y que no recomendamos, pero que a todos nos han sacado de un apuro en algún momento (quizá no para comer, pero sí para ir al baño): las cadenas de comida rápida.

Por último, recuerda la regla básica: cuanto más te alejes de la zona cero turística, más barato será todo. Muchas veces basta con ir a una calle paralela para encontrarte con sitios fantásticos a un precio más razonable.

En cuanto al agua, es un gasto que te puedes ahorrar: el agua de grifo de casi todos los países europeos (pregunta siempre por si acaso) es potable y está rica, así que puedes simplemente llevar una botella reutilizable e ir rellenándola. Además, en los restaurantes puedes también pedirla y no te cobrarán (a veces te pondrán mala cara, pero hay países como Francia en los que te la tienen que ofrecer por ley y otros como Austria en los que están tan orgullosos de su agua de manantial que te la servirán felices).

Conexión: ¿datos o wifi?

Hasta hace un par de años, viajar por varios países europeos y querer estar siempre conectado suponía iniciar una colección de tarjetas SIM. En junio de 2017 el roaming entre países de la Unión Europea desapareció, lo que significa que puedes viajar por los países que entran dentro del acuerdo con la misma tarjeta y pagando siempre lo mismo por internet (el tema llamadas es más complicado, pero aquí lo explican todo muy bien).

Las tarjetas SIM prepago son baratas, pero si prefieres seguir con tu SIM propia y acceder a internet solo vía wifi, también es posible. En muchas ciudades hay wifi gratuito municipal y si no, ya sabes: cafeterías, restaurantes, tu alojamiento… Encontrar conexión gratuita no suele ser difícil y la tranquilidad mental de un smartphone sin notificaciones constantes es impagable.

Hacer turismo: visitas guiadas gratuitas y descuentos especiales

Lo bueno de turistear es que, una vez en el sitio, la forma más básica es totalmente gratuita: callejear. Incluso si eres de los que necesitan saberlo todo sobre cada rincón que visitan, en la actualidad tienes esa información en la palma de la mano. No obstante, no todo te lo puede dar tu smartphone y quizá quieras entrar en lugares en los que cobran entrada.

Visitas guiadas gratuitas

¿Te gusta conocer una ciudad de la mano de un guía local que conoce todos sus rincones y secretos y sabrá contestar a todas tus preguntas? Hace ya unos años que los free walking tours son algo omnipresente. Los hay generales y temáticos y suelen ser una forma muy amena de ir un poco más allá en tu conocimiento del lugar en el que estás.

Es fácil encontrarlos simplemente buscando en internet, pero, si puedes, pregunta en la oficina de turismo local y asegúrate de que la visita la llevan guías certificados: esto no solo garantiza su calidad, sino que ayuda a que el mundo sea un poco mejor. El mundo de los guías, especialmente ahora, está lleno de intrusismo laboral.

Pases de ciudad

La mayor parte de las ciudades algo turísticas ofrecen pases con varias cosas incluidas: transporte público, entrada a varios museos, etc. No siempre vale la pena, pero es importante comprobarlo: ¿cuáles son tus planes? Si incluyen la visita a la mayor parte de los lugares incluidos en el pase y tienes pensado usar bastante el transporte público, valora hacerte con el city pass.

Días gratuitos en museos

Muchos museos tienen un día al mes o incluso a la semana en los que la entrada es gratuita. Infórmate antes de organizar tu estancia y, si te coincide uno de estos días en la ciudad, adapta tus planes.

Compra entradas con antelación

La antelación siempre es tu amiga: muchos lugares ofrecen tarifas especiales si compras la entrada online o con tiempo. ¡Compruébalo!

Cómo moverte en una ciudad: camina, ve en bici, usa el transporte público

Por último, queda desplazarte por el lugar en el que estás. Aquí hay bastantes buenas noticias: si bien depende mucho del país y ciudad (¡o pueblo!), en general Europa es bastante caminable y segura. Cuando no quieras andar, por la razón que sea, tienes otras dos opciones antes de recurrir al taxi:

Aprovecha el transporte público

Los principales destinos turísticos europeos cuentan con una red de transporte público muy amplia y razonablemente asequible (si compras tickets con varios viajes o de uso ilimitado durante un tiempo; el billete único es casi siempre caro). Por supuesto, hay lugares en los que su precio es casi prohibitivo (en Londres, por ejemplo), pero suele coincidir con los precios generales del lugar. Por lo general, además, el transporte público es seguro y, en el caso del metro, suele ser lo más rápido.

Vete en bici

Hay ciudades en las que moverse en bicicleta es casi tan normal como caminar, y otras que van poco a poco poniéndose al día creando más carriles bici. En casi todas ellas hay servicio municipal de alquiler de bicicletas: solo tienes que tomarla de una estación de bicis y dejarla en otra. Te moverás más rápido que a pie, conocerás más en profundidad la ciudad y harás ejercicio. ¡Todo ventajas!