Photo: Marcos Castillo/Shutterstock

10 cosas que los tapatíos extrañamos cuando nos vamos de Jalisco

Jalisco
by Dann Castillo 12 Dec 2017

1. La gastronomía tapatía en general…

… Pero los quesos en particular. No hay comida que me haga salivar más cuando estoy de viaje que el recuerdo de un queso panela o un requesón traído directamente por granjeros grandotes y bien parecidos de Mazamitla u Ocotlán. ¿A quién le importa el mozzarella italiano o el brie francés? Los quesos tapatíos son tan deliciosos y frescos que casi puedes oírlos mugir desde su chiquihuite.

 

2. El olor a tierra mojada

Cliché, lo sé, pero ese aroma a lluvia que llena la ciudad cada verano debería de embotellarse y venderse como perfume. El olor a tierra mojada tapatía es tan particular y delicioso que hasta se ganó una canción. No importa si vas a los sitios más lluviosos de Escocia e Irlanda, el aroma tapatío no lo vas a encontrar por ningún lado.

 

3. Las vistas del centro histórico

A post shared by HORCHATAPOP (@horchatapop) on


Ya sé que el centro de Guadalajara puede ser caótico, abarrotado y un poquito inseguro, pero todo esto lo puedes pasar por alto a cambio de las hermosas vistas de la Catedral y el Teatro Degollado al atardecer. Tomarse un café o una cerveza desde alguno de los restaurancitos de alrededor mientras disfrutas del paisaje es un placer que sólo los verdaderos tapatíos podemos comprender.

 

4. Las nieves de garrafa de Chapala

Y más si van acompañadas de un paseo por el malecón o, de plano, un plato de mariscos. De cereza, de mango con chile o una clásica de vainilla o limón… ¡Como las nieves de Chapala no hay otras iguales!

 

5. Las tortas ahogadas para curar la cruda

A post shared by Ramiro Villa (@gato_villa4) on


La abstinencia a este producto puede provocar mareos, náuseas y grandes dosis de nostalgia para cualquier tapatío fuera de Jalisco.

 

6. Los fines de semana en Tlaquepaque o Tonalá

¿Qué mejor forma de pasar un domingo que paseando entre los puestecitos callejeros en busca de artesanías o guzgueras? O tal vez prefieras una cerveza helada o una cazuelita en alguno de los múltiples restaurantes en los alrededores o hasta un show con mariachi o zapateado. No lo parecía mientras vivía ahí, pero las tierras jaliscienses tienen mucho qué ofrecer para nativos y foráneos por igual.

 

7. Los mercaditos de fin de semana

Se pusieron de moda hace no mucho, pero ahora no hay sábado o domingo que pase sin algún mercado gastronómico o artesanal. La Mirilla, Manos Mexicanas o Picnic llenan cualquier tarde de ocio con joyería, ropa hecha a mano y comida hipster. Y, aunque muchas otras ciudades tienen también la cultura de mercado, nada se compara a las últimas creaciones tapatías, ¡que hasta te incluyen música en vivo o sesiones de yoga!

 

8. El chisme con la familia

Nadie tiene más talento para el mitote y el drama que las tías tapatías. Y aunque causen uno que otro dolor de cabeza durante las visitas dominicales, la verdad es que después de un rato lejos de casa, uno empieza a preguntarse quién era el verdadero papá de Sutanita o si Fulano heredó o no la casa de campo de Tapalpa.

 

9. Su gente guapa


No es hasta que sales de Jalisco que te das cuenta de qué bonita es su gente. ¡Y no sólo físicamente! Aunque tenemos fama de tener unos ojazos y de andar siempre por los concursos de belleza. Los tapatíos, en general, son personas muy lindas y leales una vez que se han consolidado las amistades.

 

10. Chapultepec por la noche

Sí, nunca hay donde estacionarse. Sí, vas a tardar al menos treinta minutos en que te dejen entrar al bar más popular. Y sí, el viene viene puede o no cristalearte el carro si te rehúsas a pagarle los veinte pesos de extorsión, ejem, cuota. Pero hay algo mágico en el camellón de Chapultepec de los sábados, con toda su gente peculiar, sus luces, su tianguis y su oferta gastronómica. En ningún otro sitio del mundo me he encontrado a personas vendiendo poesía instantánea o he visto a sujetos vestidos del Sombrerero Loco bailando danzas polinesias. El nivel de surrealismo que maneja ese camellón no se encuentra a ninguna otra parte del mundo, se los aseguro.