1. Antes del viaje, abarrotar la maleta de comida del Ecuador.
No sabe igual que la hecha en casa, pero por Dios que es terrible no poder tener acceso a un chifle. Y cuando los productos se nos terminan…
2. Encontrar a alguien que viaje para pedirle que trafique por nosotros.
Si algún conocido viene a visitarnos, le pedimos chifle, chocolates, queso, caldo en tarrina, humitas en funda, pan de yuca… Sino, recurrimos enseguida a los panas que las redes nos ponen al alcance.
Ya sea con la fórmula «Becarios en (inserte ciudad aquí)» o «Ecuatorianos en (nombre del pueblo)», el ecuatoriano nunca está solo. Uno no sabe cómo, pero se consigue hasta Pilsener… y si la cosa se pone fuerte, Caña.