1. Pasear por el malecón.
Para hablar de un verdadero malecón tienes que visitar el malecón habanero que tiene nada más y nada menos que 8 kilómetros de largo, está rodeado por miles de casitas bonitas y siempre lleno de vida. No puedes irte sin tomarte una cervecita en el malecón más famoso del mundo.
2. Refrescarte en la Bodeguita del Medio.
Su famosísimo mojito enamoró a Hemingway y puso en el mapa a una de las bebidas más apreciadas en todo el mundo. La musiquita, la buena vibra y que el que Mr. Ernest lo haya acogido como su segunda casa la hacen una parada obligada para refrescarse del calorcito de La Habana.