Descubres que en Chile, la chucha no es lo que estás imaginando, ¡mal pensado! Y te acostumbras a frases como “más hediondo que la chucha” o “más lejos que la chucha”, aunque jamás dirías esas cosas si volvieras a Venezuela.
No importa cuánto lo intentes, llegas a la conclusión de que para ti el café instantáneo nunca será café de verdad. Y te la pasas añorando ese olorcito del cafecito recién colado a la mañana.