1. Aprender de ese ingenioso invento llamado “Delivery de bebidas”.
Si algo es cierto es que a los venezolanos nos encanta una rumba y celebrar por cualquier cosa. Que si el cumpleaños de fulano, la graduación de sutano o el nuevo trabajo de perencejo… y tal parece que a los argentinos también. Pero la realidad es que la mayoría de las veces no calculamos bien cuánta bebida o hielo necesitaremos para la noche o por si se alarga la fiesta. Es ahí cuando viene el típico “Se acabó el hielo” o “No queda más fernet ¿qué hacemos?”. Resulta que en Buenos Aires no hay problema. Sólo tienes que llamar al delivery para pedirle una bolsita y unas cervecitas más. En minutos estarán en la puerta de tu casa con el pedido y la rumba seguirá como si nada.