1. Dejé de burlarme de los meteorólogos
Eso de decir que si el Observatorio Naval Cagigal avisa que va a llover podemos hacer planes para ir a la playa, quedó en el pasado. Desde que vivo en España se ha vuelto religión ver el pronóstico del tiempo y hasta tener una aplicación meteorológica en el teléfono.
2. Pasé de ser la brindada en el cumpleaños a tener que pagar la cuenta
En muchos lugares de Europa, eso de que te inviten el día de tu cumpleaños es algo impensable. Aquí, el cumpleañero paga. Eso sí, no intentes invitarlos a una reunión a tu casa pues a menos de que tengas confianza de años con ellos, difícilmente vayan.