La superficie de la Ciudad de México vive en constante agitación, y esto no solo se lo debemos a los temblores, sino a todo lo que aún yace oculto bajo sus capas de asfalto. Una muestra de esto está en los pasajes subterráneos de la Catedral Metropolitana, donde se encuentra un espacio poco conocido incluso para los feligreses más asiduos: la cripta de los arzobispos.
Una visita subterránea a la Catedral Metropolitana de la CDMX
La construcción de la cripta arzobispal fue ordenada por el Arzobispo Monseñor Luis María Martínez y Rodríguez en 1937. Desde entonces, resguarda debajo del altar principal los restos de todos los arzobispos que han dirigido la Arquidiócesis Primada de México desde la época colonial. Aquí te cuento un poco de lo que puedes ver si te animas a visitar el sepulcro oculto de la Catedral Metropolitana.
Laberinto de nichos
Para ingresar a la cripta arzobispal hay que sortear un laberinto de pasillos angostos y lúgubres en cuyas paredes están incrustados cerca de diez mil nichos funerarios. ¡Definitivamente no es el lugar en donde te gustaría perderte! La distribución de estos pasillos sigue el orden en el que se encuentran las catorce capillas laterales de la catedral. Un detalle curioso es que el pasillo que conduce hacia la cripta arzobispal, cruza por el punto exacto que tomaron como referencia los arquitectos españoles para construir la catedral y el resto de la antigua Ciudad de México.
El descenso de los arzobispos
Cuando muere un arzobispo y los ritos funerarios se realizan en la catedral, sus restos descienden directamente desde el Altar de los Reyes hacia la cripta arzobispal a través de una reja triangular de bronce. Aunque el acceso es restringido, esta reja puede observarse al acercarse al Altar de los Reyes. Claro que también puede verse desde abajo, en la antesala de la cripta arzobispal, desde donde resulta mucho más impresionante.
El acceso a cripta arzobispal
La cripta arzobispal está llena de detalles y símbolos a los que vale la pena prestarles atención. Por ejemplo, la puerta de acceso a la cripta fue hecha con el mismo mármol de la lápida de Monseñor Don Juan de Mañozca y Zamora, quien tuvo a su cargo el arzobispado entre 1643 y 1650. La inscripción que se lee sobre la puerta es la biografía de dicho arzobispo acompañada por el escudo de armas de España.
La cripta tiene la forma de un hemiciclo. En el centro se encuentra un altar de cantera y detrás hay 79 nichos, de los cuales quedan 39 disponibles. Varios de los nichos ocupados fueron sellados con placas de bronce. Si observas el techo de la cripta podrás apreciar que está recubierta de oro.
Los pudrideros o catafalcos
Seguramente te preguntarás si los restos de un arzobispo fallecido son incinerados antes de ser depositados en algún nicho de la cripta. La respuesta es no.
En una sección de la cripta se pueden distinguir cuatro gavetas conocidas como catafalcos o pudrideros. Cuando un arzobispo muere, su féretro es depositado dentro de un catafalco en donde permanecerá cerca de veinte años o hasta que sus restos pueden ser exhumados para trasladarlos a su nicho correspondiente dentro de la cripta.
El arzobispo que se niega a partir
Entre las historias que rodean a este lugar hay una que ha dejado boquiabiertos a los mismos clérigos. Se trata del caso del cuerpo de Monseñor Darío Miranda Gómez, quien estuvo al frente de la Arquidiócesis de 1956 a 1977. Varios años después de su muerte y ya tomada la decisión de exhumar sus restos, descubrieron con sorpresa que su cuerpo casi no presentaba signos de descomposición. Por esta razón decidieron trasladar sus restos a una de las capillas superiores para ser estudiarlo y tratar de descubrir las causas de este fenómeno. Actualmente ya se encuentra en su propio nicho.
Fray Juan de Zumárraga
Fray Juan de Zumárraga fue el primer obispo y arzobispo de México, así que era de esperarse que tuviera un sitio privilegiado dentro de la cripta. Efectivamente, sus restos se encuentran en el sarcófago que se levanta justo en el centro del recinto.
A Zumárraga le atribuyen un sinfín de proyectos culturales en la Nueva España, como la fundación de la primer biblioteca de América y la iniciación de diversos colegios y universidades, aunque también se le relaciona con la persecución de brujas en España.
Presencia mexica dentro de la cripta de los arzobispos
Como sabrás, la Catedral Metropolitana fue construida sobre los templos más importantes de la antigua Tenochtitlan. Incluso la cantera que se utilizó para construirla proviene de edificios como el Templo Mayor y el templo dedicado al dios del viento, Ehécatl. Por estos motivos, no es de extrañarse que al construir las criptas de la catedral se hayan encontrado restos de los antiguos templos mexicas.
Si visitas la cripta arzobispal tendrás la oportunidad de ver una piedra de sacrificios mexica debajo de una de las columnas que sostienen a la Catedral. Tampoco pierdas detalle de la calavera prehispánica incrustada en el altar de la cripta. Y si diriges la mirada a la bóveda del lugar, observarás la Cruz de Jerusalén señalando los cuatro puntos del universo de acuerdo a la cosmovisión prehispánica.
Los guardianes de la cripta
Un lugar tan importante como la cripta arzobispal debe tener quien la proteja de los intrusos. Los guardianes de la cripta son dos enormes esculturas de madera talladas en una sola pieza. No se sabe si son la representación de santos o monjes pero lo cierto es que en la penumbra se ven bastante intimidantes.
Para acceder a este recinto tienes que participar de una de las visitas guiadas que se dan todos los días de las once de la mañana a las cinco de la tarde (cerrado los jueves).