Crédito: affordable_cat | Shutterstock.com

Todo lo que tienes que saber sobre los cuatro pilares del Anáhuac

by Xiu 16 Sep 2016

Anáhuac es toda la zona nahua, que comprende el Valle de México, justo donde se asentaron los pueblos que más tarde se convertirían en las naciones dominantes de Mesoamérica. Son esas naciones las que aprovecharon los milenios de conocimientos acumulados por todos los pueblos, y son ellos en donde donde convergen todas las artes y ciencias conocidas en ese entonces.

 

Primer pilar: la alimentación.

Según Fray Bernardino de Sahagún, en su obra «Historia general de cosas de Nueva España», estos pueblos tenían una dieta basada principalmente en vegetales, destacando la trilogía maíz, frijol y chile. Preparaban sus alimentos asados a las brasas o a la leña (carnes), en comales de barro (tortillas), hervidos en agua (verduras) o al vapor.

No acostumbraban freír, pues no disponían regularmente de grasas como mantecas animales o aceites vegetales (y quizá sospechaban de lo poco saludable que es este método de preparación…).

Disponían de una alimentación muy variada. Según Bernardino de Sahagún, otro de los alimentos base eran las calabazas (consumiéndose frutos, flores,semillas, guías y raíces), los chayotes, los jitomates, los aguacates, los tomates, los chilacayotes, los huauzontles, los nopales y el alga espirulina, entre otros. El cacao en forma de bebida con chile, era muy importante en su dieta.

Variadas especies de insectos: hueva de hormiga o escamoles, chapulines, gusano de maguey, jumiles, numerosos pescados y mariscos, aves: gallinas, guajolotes, animales: conejos, liebres, venados, tlachichila (especie de perros pequeños y regordetes), frutas: plátanos, papayas, piñas, chirimoyas, zapotes, entre otros.

Tenían un refinado paladar y se servían de especias como la vainilla, la yerba santa y el achiote. Bebían abundante agua y entre sus bebidas estaba el pulque, el cual era tomado con moderación. Sus endulzantes eran las mieles de maíz y de abeja y el maguey.

 

Segundo pilar: la salud.

Se poseían conocimientos sobre la medicina herbolaria y las propiedades curativas de las diferentes plantas que aún existen en nuestro territorio. El uso de infusiones, masajes y el uso de plantas, animales, insectos y minerales para los remedios ancestrales sigue asombrosamente vivo.

La salud era considerada un equilibrio del organismo y la enfermedad, la pérdida de este equilibrio. La medicina practicada por los mexicas era considerada una profesión vulgar llevada a cabo dentro del seno familiar que se heredaba del padre a los hijos como tradición oral. La sociedad mexica era teocrática, la artesanía curativa estaba subdividida y se puede ahora establecer la similitud con las varias especialidades de la profesión médica moderna.

La cirugía estaba altamente desarrollada, pues se practicaban trepanaciones. Desde entonces se identificaron las diversas formas de parálisis: hemiplejías, paraplejias, parálisis avanzada, parálisis agravada, o parálisis de una manera general.

Los internistas eran los más ilustrados y su farmacopea se basaba principalmente en el conocimiento de las hierbas. El testimonio náhuatl más valioso de la medicina es el libro Libelus de Medicinabilus Indorum Herbis (El Ensayo en las Hierbas Medicinales de los Indios, ahora conocido como Códice De la Cruz-Badiano), en el que varias de las hierbas ilustradas fueron empleadas para el tratamiento de la epilepsia.

Con respecto a la epilepsia, se distinguieron dos clases de crisis, la tónico-clónica generalizada y la mioclónica, también identificaron el “aura”. Las personas con epilepsia lejos de ser estigmatizadas se consideraban que tenían ciertas capacidades, entre ellas la de curar, y no podían ser sacrificados.

 

Tercer pilar: la educación.

Para entendernos como civilización, debemos de tomar en cuenta que en el Anáhuac, durante por lo menos 3000 años, se mantuvo un sistema escolarizado en el que vivieron nuestros antepasados de generación en generación de manera ininterrumpida y sistemática y que, ciertamente, ha sido truncada estos últimos años por la colonización.

En el banco genético de información cultural o memoria genética, los mexicanos encontramos en la educación una valiosa y poderosa herramienta para el desarrollo humano. Somos una civilización con una añeja experiencia educativa como no existe otra en el planeta.

Para el pueblo mexica, la educación representaba un aspecto fundamental para el desarrollo de cualquier estrato social, aunque para los herederos del poder la responsabilidad era mayor en el sentido de poder regir adecuadamente el destino de la sociedad.

El arte de gobernar, la disciplina militar, la lectura de códices y los tonalamas (libros de los destinos), en los que se leía cuál sería la suerte y cómo sería la vida y el carácter de cada una de las personas, de acuerdo al día y número en el que nacían, así como la especialización en el conocimiento de los astros eran los temas que se trataban en el Calmécac.

Los jóvenes que estudiaban ahí no se podían comportar de manera indebida, ya que estos recibían sanciones de hasta la pena de muerte.

La importancia de la educación para el pueblo mexica era tal, que los maestros acudían a los hogares de los niños y jóvenes para invitarlos, exhortando a los padres a enviar a los hijos varones a la escuela y a las mujeres a recibir lecciones de la madre en actividades del hogar.

Por otro lado, los Telpochcalli estaban distribuidos en distintos barrios de la ciudad y principalmente los jóvenes que acudían a estos recibían una educación bélica y básica encaminada a las labores propias de la clase media y con la guerra.

 

Cuarto pilar: la organización social.

El sistema de organización social de nuestra civilización, fue otro elemento que permitió el desarrollo de nuestras culturas en todos los sentidos de la vida, en virtud de que a partir de ello, se accedió al conocimiento. Tenían claro que la organización política está en íntima relación con el pensamiento económico, científico y religioso de los pueblos del Anáhuac.

Otro elemento que nuestros antepasados conservan y promueven desde hace mucho tiempo en su vida diaria, es el trabajo colectivo, la convivencia entre ellos y esto ha permitido un mayor desarrollo y alcance en el conocimiento de la naturaleza, como del universo.

Como ejemplos de esta organización social, actualmente en las comunidades son: el sistema de cargos, las tierras comunales, el tequio, la asamblea general del pueblo, el consejo de ancianos, los comités de la iglesia, del agua potable, de la escuela y las fiestas patronales. Esto es el ejemplo más claro del sistema de organización de las comunidades.
Hasta la fecha, se sigue desconociendo el sistema de organización social y el régimen jurídico de los antiguos mexicanos y se sigue hablando de “reyes, reinos y princesas prehispánicas”.

En el momento en que llegaron los españoles, los mexicas tenían un Estado oligárquico, teocrático y militar, en el que los principales cargos y órganos de gobierno eran los siguientes:

  • El Huey-Tlatoani o venerado orador. Era la más alta autoridad política, religiosa, administrativa, judicial y militar de la organización política de los mexicas. Tenía el mando supremo de los ejércitos de la Triple Alianza. Al principio era el conjunto del pueblo quien elegía al soberano; en los últimos años fue designado por cuatro electores, quienes a su vez eran nombrados por la nobleza.
  • El Tlatocan o Consejo Supremo. Estaba integrado por miembros de la nobleza o parientes cercanos del tlatoani. Su función principal consistía en auxiliar al Tlatoani y asesorarlo en los casos que requirieran especial atención; también desempeñaban funciones legislativas, administrativas y judiciales.
  • El Cihuacóatl. Estaba subordinado al Huey-Tlatoani. Era jefe de los sacerdotes de la deidad Cihuacóatl y se encargaba de presentar al tlatoani en las reuniones del tlatocan, cuando era necesario, y sustituirlo en el gobierno cuando marchaba a campaña. Era juez supremo en lo militar y en lo judicial; organizaba las expediciones militares, convocaba al colegio electoral cuando moría el soberano y desempeñaba temporalmente las funciones de jefe de Estado. Además, administraba la hacienda pública y percibía los tributos.

 

La organización social mexica fue en la Mesoamérica cultural una de las más complejas, y así también lo fue su organización política. Dentro de la pirámide social, cada individuo realizaba tareas según su estatus como ciudadano del “imperio”, así también las diferencias en los privilegios eran notorias.

Las dos clases sociales que dividían la estructura jerárquica del pueblo Mexica fueron fundamentalmente la de los privilegiados y la gente del pueblo, es decir los llamados “pillis”, nombre dado a los nobles o ciudadanos de alta jerarquía, y los “macehuales”, que no eran otros más que la gente común del pueblo.

Dentro de estos dos grupos se desprendía otro más, dentro de los pillis estaban los pochtecas, quienes eran mercaderes privilegiados por el tlatoani; jueces, sacerdotes y recaudadores también estaban dentro de este grupo, cuya principal función era el gobierno del pueblo.

Dentro de los macehuales se encontraban los campesinos, quienes realizaban tareas para el beneficio de la comunidad, o para los individuos de altos puestos como los sacerdotes o el mismo tlatoani.

Existieron también los mayeques, quienes fueron individuos al servicio de los nobles. Pertenecían a los pueblos conquistados por los mexicas. Debajo de todo estaban los esclavos, que fueron lo más bajo de la estructura social mexica, condición adquirida por cometer delitos o porque simplemente así lo decidían al ponerse en venta a sí mismos, pudiendo pagar su propia libertad y con la particularidad de que sus hijos nacían libres, a diferencia del sistema de esclavitud europeo, donde el esclavo se encontraba en calidad de “cosa” sin voz ni voto.