Photo: Galicia Sustentable

Curiosidades y leyendas de la Catedral poblana

Puebla de Zaragoza
by Ana Elba Alfani Cazarin 5 Jul 2019

La Catedral de Puebla Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción es una majestuosa obra de arquitectura colonial que reina el paisaje de la ciudad desde siglo XVII.

Su construcción se remonta al año de 1575, aunque tuvieron que pasar 75 años para que fuera consagrada. Es Patrimonio de la Humanidad (UNESCO) y también es considerada como un museo de arte novohispano, por la gran colección de obras que guarda al interior. El atrio de la Catedral de Puebla está rodeado por 58 ángeles que la custodian noche y día.

Planos equivocados

Una de las primeras leyendas sobre la catedral dice que fue construida en Puebla por un error de los arquitectos españoles, que confundieron los planos e hicieron en Puebla el templo que estaba destinado a la Ciudad de México.

Además, fue el primer templo suntuoso que se hizo en América y fue bendecida en 1649, cuatro años antes de la consagración de la Catedral Metropolitana.​ La confusión puede deberse a un rumor que surgió en la época colonial, acerca de que Puebla podía aspirar a ser la capital del virreinato y que, por esta razón, las autoridades virreinales le ordenaron al arquitecto Francisco Becerra la construcción de un templo más grande y más vistoso.

La tumba falsa de Palafox

Uno de los espacios más enigmáticos de la Catedral de Puebla está situado detrás de la Puerta Central, llamada “del Perdón”. Ahí se encuentran el cenotafio del obispo Juan de Palafox y la lápida del obispo Pantaleón Álvarez de Abreu. Durante su obispado, Juan de Palafox y Mendoza mandó a hacer su lápida mortuoria.

Sin embargo, en 1649 fue llamado a España y, unos años después, fue enviado a la Diócesis de Burgo de Osma. Palafox y Mendoza murió el 1 de octubre de 1659, en España. No obstante, se decidió que esta lápida se ubicara en ese sitio debido al relevante papel que el Obispo tuvo para el desarrollo de esta ciudad y de su catedral. Un cenotafio es un monumento funerario que no contiene el cadáver del personaje a quien se dedica. Ahora tú ya sabes la verdad, pero muchos turistas se van con la idea que ahí sí está enterrado el ilustre obispo.

La campana que colocaron los ángeles

La torre alberga varias campanas de distintos tamaños, incluyendo una para el reloj. Una de las campanas más grandes fue bautizada Santa María de la Concepción. En ella está grabada la inscripción “En tu concepción, Virgen, fuiste inmaculada. Ora por nosotros”. Recibió ese nombre porque era utilizada para saludar a la madre de Jesucristo al tocar el Ángelus a las 12 del día y las 6 de la tarde.

Las torres de la Catedral de Puebla se comenzaron a construir hasta 1678 y, una vez terminadas, se colocaron las campanas. La más grande, sin embargo, no tenía el sonido esperado. Fue fundida en tres ocasiones y, en el cuarto intento, se consiguió finalmente el resultado deseado, aunque la campana era mucho más pesada (9 toneladas, y el badajo pesa 226 kilos).

Fue terminada en 1729 y su creador fue el maestro campanero Francisco Márquez. Sin embargo, subirla a la torre de más de 70 metros de altura era una tarea titánica. Dadas las limitaciones tecnológicas de la época, se intentó por días colocarla, sin éxito.

Una mañana, los poblanos que asistían a la primera misa del día quedaron atónitos al ver que la campana desaparecido del atrio. Llegaron a pensar que había sido robada y, luego de varias horas de búsqueda, se dieron cuenta de que ya se encontraba en su lugar.

El guardia de la construcción fue interrogado y reconoció que la noche anterior se había quedado dormido y que soñó con dos ángeles, quienes le dijeron que ellos se encargarían de la campana que tanto trabajo les había dado a los hombres.

A cada quien su santo

Las demás campanas recibieron su nombre, de acuerdo a su tamaño: Jesús Nazareno, San José, Santa Cruz, San Joaquín y Santa Ana, Santa Bárbara. Las campañas más pequeñas llamadas esquilas son: El Santísimo, Nuestra Señora de los Dolores, San Miguel, San Pedro, San Pantaleón, Santo Domingo y El Venerable Sr. Palafox.

Campanadas ilustres

Aunque esta hermosa catedral posee magníficas campanas, no siempre es posible escucharlas a todas juntas. Solo han sonado todas al unísono en fechas muy especiales para los poblanos:

  • El 2 de agosto de 1821 con la entrada del ejército Trigarante encabezado por Agustín de Iturbide.
  • El 5 de mayo de 1862 por la tarde, al terminar un tremendo aguacero e iniciar la retirada las tropas del ejército francés. De acuerdo a las crónicas, «prácticamente nadie durmió esa noche en Puebla al iniciarse el festejo por el triunfo…con gran repique y revuelo de campanas».
  • El día 5 de mayo de 1962, al mediodía, en la conmemoración del Primer Centenario de la Batalla de Loreto y Guadalupe.
  • El 30 de octubre de 1964, a la caída del gobernador Nava Castillo ante la impopularidad de su gobierno.
  • El domingo 28 de enero de 1979, por el arribo del Papa Juan Pablo II al centro de la ciudad pasando en auto descubierto, a un costado del lado norte de la Catedral de Puebla.
  • La sala del tesoro

    Contemporánea de la Capilla del Rosario, el Ochavo (porque tiene ocho lados) es un espacio que se concibió desde un principio como una sala, a manera de capilla, que albergaría los objetos de culto y de ornato considerados de alto valor, como báculos, custodias, coronas, cruces procesionales, crismeras y joyas decorativas para las imágenes de santos y sacerdotes.

    Su construcción fue aprobada por una sesión del Cabildo poblano (1674), siendo el encargado de su construcción el arquitecto Carlos García Durango. Para llegar ahí, hay que pasar varias rejas muy gruesas, y los muros miden un metro de ancho.

    En su interior se resguardan infinidad de tesoros de arte sacro, alguno de ellos son tres retablos cubiertos en madera y en oro, que exhiben pequeños espejos; también se encuentra una bella colección pictórica, dedicada la advocación mariana.

    Otro de sus tesoros es un Cristo tallado en marfil de origen chino y que se cree que pudo haber llegado a Puebla desde Filipinas. Para las ceremonias solemnes se sacaban de este lugar los candelabros y adornos de plata, incluso un manto bordado en perlas para la imagen patronal. También se resguardan aquí cuatro hermosas obras plumarias del siglo XVII, que destacan por el delicado trabajo realizado con pluma de colibrí. La lista de tesoros es infinita…

    El acceso para los laicos a este espacio siempre fue muy restringido, dado que es una gran caja fuerte. Desde la primera década del siglo XX se mantuvo cerrado (debido a la Revolución y la Guerra Cristera) y solo durante fue reabierto al público por un breve periodo en el año 2013, en el marco del Festival Internacional de Puebla.

    Actualmente ya no es posible hacer estos recorridos, pero se sabe que el espacio es alquilado para ceremonias privadas.