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5 preciosas danzas tradicionales de Oaxaca que no son tan conocidas

Estado de Oaxaca
by Ana Elba Alfani Cazarin 9 Aug 2019

Porque si de tradición y de fiesta se trata, ¡Oaxaca se lleva el primer premio! Conoce más sobre las danzas tradicionales de Oaxaca.

La danza de los zancudos

En el municipio de Zaachila, hombres subidos en zanco, bailan en honor a su santo patrono, San Pedro. Muchas veces el baile sirve para hacer el pago de una promesa al santo.

Poniendo a prueba su equilibrio, se suben a los maderos, que pueden medir más de dos metros de altura, y bailan al ritmo de jarabes, danzones y hasta corridos. Llevan con ellos una canasta con flores y dulces, que reparten entre los espectadores.

Muchas veces no bailan solos y se hacen acompañar de bandas musicales, chinas oaxaqueñas y hasta de mojigangas de calenda. Su pericia y su ritmo, hace que año con año sean invitados a la Guelaguetza.

Generalmente, los danzantes comienzan a practicar con 12 años, liderados por el capitán de los zancudos, quien los instruye y les enseña a elaborar sus propios zancos que son de madera de ocote.

Danza de la pluma

También se la conoce como la Danza de la Conquista. Etnólogos del Museo Nacional de Antropología e Historia en México concluyeron que, hace aproximadamente 500 años, cuando los españoles conquistaron a los zapotecas de los valles centrales de Oaxaca, las terribles batallas redujeron la población indígena considerablemente, y en rememoración de esas luchas surgió esta danza.

Cuando se lleva a cabo en su totalidad, puede llegar a durar hasta tres días, con descansos de 30 minutos entre un son y otro (¡Te lo dije! Las danzas tradicionales de Oaxaca son de admirar). La coreografía consta de 36 bailes, acompañados con música de distintos ritmos, desde sones, valses o schottis, hasta peteneras, mazurcas y pasos dobles.

Se origina en Cuilapam de Guerrero y se ejecuta principalmente durante la festividad del santo patrón del municipio, Santiago Apóstol (del 24 al 26 del mes de julio).

Sus integrantes representan un personaje de alguno de los dos grupos: por el lado de los conquistadores: Hernán Cortés, la Malinche y hasta capitanes españoles; del lado de los Mexicas, Moctezuma, una Cihuapilli o señora principal; uno o dos Teotli (embajador), entre otros. La versión actual de la danza es parte de una fusión de ambas culturas.

Crédito: Michel Millán

El vestuario de los danzantes es muy elegante: comienza con un penacho elaborado con plumas de colores, que mide aproximadamente un metro de alto y 80 centímetros de ancho, que puede llegar a pesar más de 25 kilogramos.

Se sostiene a la cabeza con una pieza llamada latón y se amarra con un barboquejo (cinta que suele sujetar un casco por debajo de la barba). La camisa y el pantalón son de manta blanca, este último lleva adornos metálicos, encima va una blusa de terciopelo con diferentes adornos; en los brazos se amarran dos mascadas del mismo color.

En la mano derecha llevan una sonaja de hojalata y en la izquierda un escudo o macana con los colores de la bandera mexicana.

Por último, el calzado: huaraches de piel conocidos como cacles.

Danza de los diablos

En el oeste del estado de Oaxaca se encuentra Santa María Chicometepec, donde la mayoría de los habitantes son afrodescendientes. Los abuelos cuentan que esta danza surgió en la época colonial, después que un barco con esclavos africanos se quedara varado cerca de Puerto Minizo. Los esclavos que se quedaron hacían un ritual a sus dioses, pidiendo ayuda para liberarse del cautiverio. ¡El vestuario es muy impactante!

Existe un líder o un diablo mayor, llamado Tenango, que usa chaparreras y dirige y marca los pasos de la danza. Sobresale por su indumentaria y es el terror de todos los diablos danzantes. Si un elemento desobedece, él le castiga con su vara o fusta para que se enmiende. También participa la Minga, esposa del Tenango, quien carga a su hija. Esta diablesa coquetea con los diablos jóvenes y el marido la castiga también.

Danza de los Tejorones

Otra danza de la costa oaxaqueña, originaria de Pinotepa de Don Luis y se representa principalmente durante el Carnaval. Los danzantes se cubren con máscaras y trajes de personajes que se enfrentan unos con otros: el tigre, la vaca, el perro y la María Candelaria (mujer de los tejorones). La máscara del tejorón es humanoide, con características de hombres negros o blancos dependiendo del lugar donde se represente.

Esta danza es una reminiscencia del teatro indígena de la colonia. Representa con mímica, argumentos sencillos y temas de la vida diaria, así como cuentos indígenas tradicionales, con un carácter didáctico (moraleja). Acompañados de cascabeles, lanzan gritos constantes de rebeldía, alegría, de llanto o de miedo.

Danza de las mascaritas

Esta danza se originó en la región mixteca de la costa oaxaqueña, después de la invasión francesa a México en el siglo XIX. Tiene variantes, pero se considera que la versión de los pobladores de Santa María Huazolotitlán refleja de manera más clara sus orígenes históricos. Esta danza es ejecutada tradicionalmente solo por hombres.

La tradición oral relata que, a raíz de la llegada de los soldados franceses, algunos grupos indígenas huyeron a los montes y que ocasionalmente bajaban a las poblaciones, para explorar y espiar, observando con curiosidad a los invasores, su forma de vida y hasta sus bailes. A modo de celebrar la retirada de los franceses, los lugareños regresaron a sus poblados y comenzaron a bailar, imitando lo que vieron, pero de forma exagerada y con afán de ridiculizar a los extranjeros.

Pasado el tiempo, la danza era parte del acervo cultural de las poblaciones costeñas. La ropa que se utiliza es de tipo militar y colores vivos con abalorios dorados. Como complemento de la parodia, se logra lo blanco de la piel de los franceses con un pañuelo blanco y una mascarita de madera con rasgos europeos, como barbas y narices prominentes.

Van calzados con huaraches y sobre los hombros usan una capa de tela brillante bordada. Usan un sombrero de copa redonda y no llevan guantes para mostrar sus manos al natural, marcando la diferencia entre lo indígena y lo europeo.

También hay representación de personajes femeninos con falda amplia de telas brillantes y colores chillones. Las máscaras están realizadas con facciones delicadas, con grandes pestañas rizadas y la boca pintada con forma de corazón. Ocasionalmente llevan pelucas o trenzas.

La música de la danza es una marcha militar, que se toca al principio y al final, así como siete sones llamados: los Molinetes, los Callejones, la Granada, los Pabellones, la Cadena, el Caracol y la Culebra. El ritmo de la música recuerda a la cuadrilla francesas, pero con un ritmo más alegre y movido, que lo acerca a la música indígena.